La educación sexual integral (esi) es fundamental en la formación de la población juvenil, pero cada país diseña iniciativas para el sector educativo, orientadas hacia proyectos pedagógicos de educación sexual particulares. Actualmente, tales políticas se han enfocado en un ejercicio responsable y autónomo de la sexualidad, así como en un acceso a los derechos sexuales y reproductivos. Vale la pena señalar que la esi debe abarcar distintas dimensiones del ser humano, desde el plano biológico, pasando por el psicológico y cultural, hasta llegar al social y espiritual. En ese sentido, su objetivo se centra en desarrollar los suficientes conocimientos que les permitan a los jóvenes tomar decisiones informadas sobre su bienestar, salud y relaciones. Esto genera una base sólida con la cual enfrentarse a riesgos, desafíos, contextos complejos,desarrollar resiliencia, y entender cómo, cuándo y dónde pedir ayuda cuando lo requieran