Bush, Daniella Wittern

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INTI: Revista de literatura hispánica Number 97 Homenaje a Julio Ortega: Congreso Transatlántico & Dossier Jorge Eduardo Eielson Article 24 2023 Julio Ortega, Diamela Eltit y el cruce de fronteras: una lectura (¿o performance?) fragmentaria Daniella Wittern Bush Follow this and additional works at: https://digitalcommons.providence.edu/inti Citas recomendadas Bush, Daniella Wittern (August 2023) "Julio Ortega, Diamela Eltit y el cruce de fronteras: una lectura (¿o performance?) fragmentaria," INTI: Revista de literatura hispánica: No. 97, Article 24. Available at: https://digitalcommons.providence.edu/inti/vol1/iss97/24 This Congreso Transatlántico: Brown University is brought to you for free and open access by DigitalCommons@Providence. It has been accepted for inclusion in INTI: Revista de literatura hispánica by an authorized editor of DigitalCommons@Providence. For more information, please contact dps@providence.edu. JULIO ORTEGA, DIAMELA ELTIT Y EL CRUCE DE FRONTERAS:UNA LECTURA (¿O PERFORMANCE?) FRAGMENTARIA Daniella Wittern BushBrown UniversityQuiero agradecer a la organización de este congreso por traernos aquí para celebrar el trabajo de Julio Ortega. Me siento realmente afortunada de haber coincidido como estudiante graduada durante los años en que Julio ejerció su labor como profesor y como mentor aquí en Brown, y es un honor compartir este momento con todos ustedes.Estamos aquí, entonces, en el momento de cruzar–todos nosotros–un umbral, y de comenzar un nuevo capítulo. A la hora de sentarme a escribir esta ponencia de homenaje, no sabía cómo hacerlo si no fuera así: cruzando memorias y crítica, análisis e historia personal, a través de una mini-performance en fragmentos. En el cruce de fronteras que estamos a punto de entrar, pasaremos de la sala de clase de Julio a guiños a, y citas de, los libros de Eltit, y de una lengua a otra. Porque a veces, me parece que es solo al cruzar una frontera, y vernos desde otro lugar u otro idioma, que se nos hace claro el camino adelante.Primera escena1:Habla la narradora: El luminario se enciende y se apaga, rítmicamente: una, dos, tres veces antes de transformar desde parpadeo a una luz constante. Eléctrica y artificial, contrasta con la luz natural que entra por las ventanas al jardín. Ilumina una sala llena de estantes de libros. Una mesa larga de madera. A un extremo, una chimenea de mármol; sillas por todas partes.  155Pregunta el corro de estudiantes:¿Es ésta una sala? ¿O es, más bien, la plaza central? (¿Tal vez ustedes la conocen?)Sigue la narradora:La biblioteca de Rochambeau en el otoño del 2005. Rodando la mesa hay quizás unos doce estudiantes, los lumpen de la vida académica. Siete de ellos apenas están iniciándose en el doctorado, mientras que los demás ya no son novicios, pero aún les faltan varios cursos antes de pasar por el ritual de los exámenes. Sentado en la cabecera de la mesa: el profesor. Es el seminario sobre la teoría transatlántica. Palabras caen sobre los estudiantes como lluvia:  abundancia, hibridez, el balbuceo, oralidad, la letra escrita, el barroco….El corro de estudiantes escucha, anota, pregunta:¿auto-representaciones?, el lenguaje, la pluralidad, tradiciones, violencia….Continúa la voz del profesor: apropiaciones, traducciones, polisistemas rizomáticos….La narradora:La luz (¿o la voz?) los ilumina. El profesor intona, enuncia. Los estudiantes apuntan. Y se nombra y se nombra y se nombra en un viaje que va desde Guaman Poma de Ayala y Garcilaso de la Vega hasta Cesar Vallejo, Borges, Fuentes.     En la luz del luminario, bajo la dirección del profesor, sale una articulación–una entre las muchas posibles–de narrativas alternativas: críticas, desafiantes, que traspasan todas las fronteras.Cambio de escena:La narradora:Los estudiantes bailan mano a mano en el jardín detrás de la casona, libros y cuadernos tirados por el césped alrededor de ellos. Cantan en busca del DANIELLA WITTERN BUSHINTI NO  97-98156habla, de las palabras necesarias–¿para forjar un sujeto? ¿Para construir una narrativa? ¿O para elaborar una memoria? (Que es, quizás, la misma cosa.)Susurra la primera estudiante:Ma ma ma mama mamá am am amé dáme madame madreHabla el segundo estudiante:Ma ma ma más masa mancha marca marcarCanta la tercera estudiante:Ma ma mayor mayúscula malla maestro… Habla la primera estudiante, de nuevo:…ma ma maestralidad teatralidad teatro cuerpo corporalidad…2Segunda toma de la primera escenaLa narradora: Yo, a los 25 años. Me he cortado el pelo, que antes me llegaba a mediados de la espalda, y ahora apenas me cruza la mandíbula. Acabo de dejar un novio en Boston, una carrera prometedora en una editorial, para venir aquí, a esta sala de clase, para aprender de este profesor.    Confieso que no sé exactamente qué quiero de mi vida. Me encanta leer y escribir: poesía, cuentos cortos, una novela siempre en proceso, ensayos, reseñas de libros. Hace años me enamoré de los ritmos y los sonidos del español. Me fascinan las películas y las obras de teatro y los espectáculos en la calle que encontré por primera vez cuando fui a España a los 20 años para estudiar.      Y después de vivir en Madrid, por alguna razón me siento más home en las montañas de México o Chile o España que en las colinas y valles del norte de Nueva York, donde nací. Me siento más completa cuando puedo hablar en inglés or Spanish, cruzando entre las dos lenguas out loud, on paper, or just in the flickering luz de mis pensamientos. Me siento, como dice Gloria Anzaldúa, a border woman–aunque reconozco que las fronteras que la vida me ha llevado a cruzar y re-cruzar han sido muy cómodas, con entradas y salidas facilitadas por el pasaporte ‘correcto,’ por lo menos según las líneas dibujadas sobre la tierra por ciertos grupos de poder. No consigo desenredar las marañas de nuestra historia humana, pero quiero entenderlas mejor. Quizás lo único que sí sé es esto: quiero 157estudiar ese espacio in between. Quiero seguir viviendo entre lenguas e ideas y libros y tierras. Y por eso estoy aquí.Escucho al profesor mezclar anécdotas con teoría literaria en una lectura crítica de la novela y el escritor que nos tocan esta semana. Nos tiene cautivados. La hora de clase vuela entre cuentos y preguntas y análisis textual. Mi mano es incapaz de apuntar con suficiente velocidad–quisiera captar cada palabra para seguir pensándola, para después volver a trazar las huellas indicando una ruta que conecta lecturas ya clásicas en sus distintivas cajas de género o clase, país o época–pero rara vez leídas juntas. Lecturas que renacen a la medida de ser conectadas, creando así una red de intertextualidades y un debate, una narración, que traspasa todas las fronteras: sean temporales o políticas, geográficas o lingüísticas.Crónicas y ensayos y novelas y poemas bailan en mi mente. Salimos de clase para terminar, entre copas, dando vueltas a más teorías y relecturas en el bar de estudiantes graduados. Días después, en el seminario de otro profesor, no podemos sino ver cómo las conexiones siguen acumulándose, cómo todo se conecta–aunque sea solo en partes. De modo fragmentario, vamos tejiendo una fábrica de lecturas que nunca llega a su fin.Comentario a la segunda toma de la primera escena¿Qué es la escuela graduada, después de todo, sino un espacio liminal? A space that is “betwixt and between,” como dice Victor Turner (273), un rito de pasaje durante el cual uno entra como estudiante, se vuelve aprendiz y sale como maestro o profesor o académico. (Esto es, quiero decir, si es que se sobrevive el proceso.) Algunos vinieron directamente del undergrad; otros de carreras profesionales. Pero al llegar aquí, todos entran, en las palabras de Richard Schechner, “a time-place where [we] are not-this-not-that, neither here nor there, in the midst of a journey from one social self to another” (Schechner 57, italics mine). No longer an editor; not yet a professor. Teaching cursos de lengua–but still a student with a long road of exams and propuestas e investigación, y, claro está, escritura, escritura, escritura, antes de la defensa ahead. Betwixt. Between. Our narrator feels compelled to live in this space in between languages and cultures, countries and identities, histories and art forms, but she doesn’t feel entirely confident in this space, either. She is acutely aware that her accent isn’t perfect; she still worries over word-choice and grammar; she is reading books for the first time that some of her classmates have been reading versions of since la primaria.She writes too much, always: in her notebooks, in the piles of textual evidence she offers in her close readings, in the theorists and critics she cites–yes, even in her 4th semester Spanish lesson plans. DANIELLA WITTERN BUSHINTI NO  97-98158Barroca sin darse cuenta de ello.And always, crossing borders: translating between languages. After hours spent reading, say, El mundo alucinante, answering a phone call from her English-only-speaking parents in Spanish by mistake. Studying Intro to Portuguese and responding in French because she is trying so hard not to cheat and use Spanish to communicate. And the more she learns, the more the borders in her brain break down. If borders are, as Anzaldúa says, “set up to define the places that are safe and unsafe, to distinguish us from them,” – if, “A border is a dividing line, a narrow strip along a steep edge” and a borderland “a vague and undetermined place created by the emotional residue of an unnatural boundary [...] in a constant state of transition” (25, all italics mine), then what are graduate students other than Anzaldúa’s atravesados living in the borderland of graduate school? And what are our professors and our advisors, other than our guides, indicating the way to cross over this long, steep edge as we move from one social self to another? But also, she wonders: are the borders where the beauty and the magic and the growth happen? Are they not the site of cross-pollination, of innovation, of maravilla? And if so, should the goal really be to simply cross over from one social self and land in another, to move from one language to the next without trace of an accent, to leave behind one geographical space in order to settle in its neighbor’s? Or should it be to continually cross back & forth, over and over again? To wear the traces of each traverse, to get lost–but more than lost, also found–in the crossings?Y es más: what are the spaces between languages but borders that attempt to prevent our thoughts from traversing ‘unnatural boundaries’ into the ‘danger’ of the vague and undetermined and in-between, of multiple ways of seeing/knowing/naming/being in the world? By crossing through and over languages, into one from another perhaps by way of a third or an ancestral root of a fourth, don’t they demonstrate time and again that there is no ‘us’ to distinguish from a ‘them,’ revealing, instead, an endless, rhizomatic web of human connections?Maybe there’s good reason to linger in the midst of the borders–to keep coming back, crossing over, making switch after switch. Perhaps the truth is just as the border artist Guillermo Gómez Peña suggests: that “Border culture is a process of negotiation toward utopia,” and “La frontera es lo único que compartimos” (20). Tercera Escena/Primera lectura de EltitLa narradora:El seminario se llama La novela contemporánea de América Latina. Se puede imaginar cuáles son las obras que protagonizan el curso, pero la 159novela que sostengo en la mano no es Cien años de soledad ni La muerte de Artemio Cruz, no es Pedro Páramo ni Rayuela. Es El cuarto mundo, de una escritora chilena cuyo nombre desconocí hace apenas una semana: Diamela Eltit. Ahora, sin embargo, la última línea de esta novela sigue resonando en mi mente: “Lejos, en una casa abandonada a la fraternidad, entre un 7 y un 8 de abril, diamela eltit, asistida por su hermano mellizo, da a luz una niña. La niña sudaca irá a la venta” (Tres novelas 245).Me pregunto: ¿Pero qué es lo que pasa aquí? En una novela con dos hermanos mellizos que se turnan como protagonistas y narradores, una de ellos de repente se revela como la autora–con nombre escrito en minúscula–y ésta da luz a “una obra sudaca terrible y molesta” (213) quien “irá a la venta” (245)–precisamente como la novela en sí. Un libro que es a la vez un cuerpo. Una novela llena de personajes cuyos cuerpos son como micro-novelas: que se cubren, se disfrazan, incluso se arman con signos que nos toca a los demás–tanto los lectores como los personajes– descifrar, traducir. Me parece que, en la corporalidad de esta escritura, hay algo que se escapa de la página, que se niega a limitarse a lo escrito y traspasa las fronteras de la novela para hacerse algo más, algo que se asemeja a…una performance.Tengo que leer más de Eltit. Encuentro que en su obra, “Las palabras se escriben sobre los cuerpos” (Lumpérica 9) ya que Eltit comenzó no como escritora sino como artista de acciones de arte. Su primera novela, de hecho, y se desdobla una vez más en una lectura pública de este mismo fragmento de la novela (en un momento cuando Eltit todavía está en medio del proceso de escritura) en un burdel. Novela y performance, entonces, como un cuarto de espejos: imágenes reflejándose sin fin.Un profesor que se propone cruzar fronteras en sus sílabos, que tanto en sus enseñanzas como en su crítica enreda libros y autores y teorías no solo de los dos lados del atlántico, sino de distintos tiempos y espacios y modos de escribir y hasta disciplinas académicas, me ofrece un regalo: en uno de sus cursos de estudiantes graduados, encuentro la semilla de lo que será, tres y medio años después, mi tesis.PoesíaEscritos del coro de estudiantes:Para la formulación de una imagen en el aprendizaje3Entonces/ estudiantes, colegas, amigos esperamos mensajes, conversaciones,  debates e intercambios DANIELLA WITTERN BUSHINTI NO  97-98160bajo la luz del luminario  en ésta plaza central.Leemos: “¿Qué padre?   ¿Qué nombre le inscribieron?”4Julio Ortega, pues.Los grafitis de la plaza5/cuaderno: “La escritura como proclama” (Lumpérica 139).En la plaza central de la literatura se cruzan: mujeres malas,6   parejas des-fundadoras,7  búsquedas del padre,   mundos al revés,8  una crisis de la representación…Mientras tanto  cuadernos se llenan   con fragmentos de la performance:  un rito que convierte oralidad en escritura.  Apuntes/dibujos/notas al márgen–  ¿graffitis en la plaza,   o memorias tatuadas en papel?--  pero de alguna manera siempre queda  más espacio   en blanco  para buscar un nuevo camino,  para escribir   el futuro.          ¿Quo vadis?9 O: de su proyecto de memoria10Schechner: “Rituals are a way people remember. Rituals are memories in action, encoded into actions” (45).Y después del rito, después del espectáculo: ¿a dónde van los estudiantes? ¿A dónde llevarán las palabras esos lumpen? ¿Con qué nombre se inscribirán los cuerpos?¿Ma ma ma maestra? ¿Ma ma ma ma madre? ¿Ma ma am au autora? (Me me me memoria.)11161NOTAS1  El texto que sigue alude a las dos primeras novelas de Diamela Eltit, Lumpérica y Por la patria, y, claro está, a los seminarios del profesor Ortega.2 Allusion to the beginning of Diamela Eltit’s second novel, Por la patria (page 13).3  Alusión a Lumpérica 89. 4  Lumpérica 106.5  Lumpérica 139.6  Aura y Eréndira, Maldito amor y Mujeres de ojos grandes.7  El cuarto mundo.8  Pedro Páramo.9  Lumpérica 113. 10  Lumpérica 101.11  Alusión, de nuevo, a Por la patria 13.12  Por la patria 157.13  Alusión a Lumpérica 15.OBRAS CITADASAnzaldúa, Gloria. Borderlands/La Frontera. The New Mestiza. San Francisco: Aunt Lute Books, 2007. Print.Eltit, Diamela. El cuarto mundo. En Tres novelas. Prol. Sandra Lorenzano. México: Fondo de Cultura Económica, 2004. 141-245. Print.___Lumpérica. Santiago de Chile: Planeta, 2008. Print.___Por la patria. Santiago de Chile: Planeta, 2007. Print.Gómez-Peña, Guillermo. “The Multicultrual Paradigm: An Open Letter to the National Arts Community.” In Negotiating Performance. Gender, Sexuality, & Theatricality in Latin/o America. Diana Taylor & Juan Villegas, ed. Durham, NC: Duke University Press, 1994. 17-29. Print.Se funde, se opaca, se yergue la épica12Lo que resta de este anochecer será un festín para13 Julio Ortega, y para todos nosotros, que nos devolvemos sobre nuestros propios rostros a pedazos, memorias, puertas nuevas que revelan un sin-fin de caminos posibles cruzándose o abriéndose, rítmicas en la contraluz del luminoso. En el centro de esta plaza pública de oralidad/escritura/teatro/ memoria, no queda más sino decir esto: Mil gracias a usted, profesor.DANIELLA WITTERN BUSHINTI NO  97-98162Morales T., Leonidas. Conversaciones con Diamela Eltit. Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 1998.Schechner, Richard. Performance Studies. New York, NY: Routledge, 2002. Print.Turner, Victor. Dramas, Fields, and Metaphors: Symbolic Action in Human Society.  Ithaca: Cornell University Press, 1974. Print.

Julio Ortega, Diamela Eltit y el cruce de fronteras: una lectura (¿o performance?) fragmentaria

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