Los comités de auditoría tienen por objeto, además de ser el nexo de unión entre la auditoría interna y el auditor externo, supervisar el proceso de información financiera y el control interno. De este modo, la experiencia y capacitación de los miembros del comité de auditoría se consideran pilares fundamentales para garantizar la calidad de la función de auditoría interna. En este sentido, las empresas no solo se han limitado a un cumplimiento formal de los requisitos de independencia, sino que también están conformando este órgano con miembros cada vez más cualificados, con mayor experiencia y conocimiento

López Iturriaga, Félix J.

Reguera Alvarado, Nuria

Spanish

idUS. Depósito de Investigación Universidad de Sevilla

Tribuna de opiniónLa inscripción «conócete a ti mismo», atribuida a diversos sabios de la antigua Grecia y esculpida en el frontispicio del templo de Delfos dedica-do al dios Apolo, constituye uno de los aforismos griegos clásicos. Suscep-tible de diversas interpretaciones, en el pensamiento socrático esta frase se entenderá como una invitación a la búsqueda de la propia identidad y al examen moral de los propios actos. Llevada esta digresión al ámbito de la contabilidad y administración de empresas, cabría afirmar que el conoci-miento y la fiabilidad de la información proporcionada por las empresas constituyen elementos de importancia crítica para el buen funcionamien-to de los mercados financieros, del sistema corporativo y, en general, para la asignación eficiente de recursos dentro del sistema económico. Se comprende así la relevancia que para la consecución de tales fines tiene la función de auditoría. La tarea de auditoría, definida en el art. 4 del Pro-yecto de Ley de Auditoría de Cuentas  aprobado por el Gobierno el pasado 27 de febrero , como un «proceso de verificación de los estados financieros a efectos de dictaminar si expresan la imagen fiel (…) de la empresa auditada», ha cobrado un claro protagonismo en los primeros años del siglo actual como consecuencia de notables escándalos empresariales acaecidos en di-versos países –a los que España no ha sido ajena–, con funestas conse-cuencias que han conducido, incluso, a la desaparición de grandes firmas de auditoría.La inquietud nacional e internacional por garantizar el adecuado funciona-miento de la auditoría parece, pues, justificada. Esta preocupación social y política ha tenido su reflejo en una intensa actividad legal y normativa. Tras la publicación por la Comisión Europea en 2010 del Libro Verde sobre la política de auditoría, la Directiva 2014/56 y el Reglamento 537/2014, am-bos emanados del Parlamento Europeo en 2014, han impulsado una refor-ma en profundidad de la auditoría, promoviendo entre otras finalidades una mayor independencia de los auditores. La transposición al ordena-miento legal español de esa normativa se ha concretado en el anteriormen-te mencionado Proyecto de Ley de Auditoría de Cuentas, que recientemen-te ha iniciado su trámite parlamentario. En opinión de Martínez-Pina (2015), dicho proyecto de ley pretende reforzar la independencia y objeti-vidad de los auditores, pilar básico que fundamenta la confianza deposita-da en su actuación.Sin embargo, ese esfuerzo normativo perdería gran parte de su eficacia si no estuviera acompañado de una mejora en los mecanismos de auditoría interna. Auditoría externa e interna constituyen, por tanto, dos vertientes de un mismo proceso encaminado a asegurar la veracidad y completitud de la información contable. La piedra angular de esta auditoría interna es el comité de auditoría. Como afirma López Combarros (2004), la trascen-dencia de este órgano procede del hecho de que, además de responsabili- XXI Premio AECA de Artículos sobre Contabilidad y Administración de EmpresasEl comité de auditoría de las sociedades cotizadas: ‘conócete a ti mismo’Félix Javier López IturriagaUniversidad de ValladolidNuria Reguera AlvaradoUniversidad de SevillaLos comités de auditoría tienen por objeto, además de ser el nexo de unión entre la auditoría interna y el auditor externo, supervisar el proceso de información financiera y el control interno. De este modo, la experiencia y capacitación de los miembros del comité de auditoría se consideran pilares fundamentales para garantizar la calidad de la función de auditoría interna. En este sentido, las empresas no solo se han limitado a un cumplimiento formal de los requisitos de independencia, sino que también están conformando este órgano con miembros cada vez más cualificados, con mayor experiencia y conocimiento.ARTÍCULO FINALISTARevista 110 aeca29Tribuna de opiniónmera referencia al respecto se encuentra en el Informe Al-dama, texto que establecía que la designación de sus miembros deberá hacerse teniendo en cuenta «sus conoci-mientos y experiencia profesional». En semejantes términos se pronuncian los códigos publicados en 2006 y 2013, estableciendo que la designación deberá tener «presentes los conocimientos, aptitudes y experiencia de los consejeros en materia de contabilidad, auditoría o gestión de riesgos».A la vista de todo ello, creemos oportuno reflexionar so-bre el grado de cumplimiento de estas indicaciones. Pare-ce justificado afirmar que la normativa española deja un amplio margen de maniobra en lo referente a la organiza-ción de la comisión de auditoría, confiando en el buen hacer de las empresas y en la capacidad sancionadora del mercado. ¿Qué se puede decir del modo en que las em-presas cotizadas españolas han respondido a estos requi-sitos? ¿Se han comprometido las empresas en una puesta en práctica auténtica de estas recomendaciones?Vaya por delante una aclaración relativa a la difícil cuanti-ficación objetiva de los conocimientos, aptitudes y expe-riencia de los consejeros. Mientras que no parece excesiva-mente difícil medir el grado de independencia del comité de auditoría, resulta más discutible proporcionar una me-dida objetiva y simple de la cualificación profesional de sus integrantes. Responder fiable y rigurosamente a las preguntas anteriormente formuladas requiere, por tanto, un análisis pormenorizado de la composición y actividad de dichos comités.Contamos para ello con los informes de gobierno corpo-rativo que las empresas cotizadas están obligadas a publi-car, información institucional que puede ser complemen-tada con datos biográficos sobre los consejeros en páginas web como Bloomberg o Business Week. La recopilación de este material proporciona interesantes claves sobre el perfil y la actividad de los miembros del comité de audi-toría en los últimos años. Así, entre 2009 y 2013 el núme-ro medio de integrantes de la comisión ha permanecido estable en torno a los 3’6 miembros, cifra por encima del mínimo de tres consejeros recomendada en los códigos de buen gobierno. De más interés resulta la evolución del número medio de reuniones, pues ha experimentado un aumento continuado, pasando de 5’9 reuniones en 2009 a 6’6 reuniones en 2013.Una primera aproximación a la experiencia de los conse-jeros que integran el comité de auditoría viene dada por la edad de sus miembros, rasgo que ha ido en aumento des-de los 59’1 años en 2009 a los 60’9 años en 2013. Y no solo se trata de consejeros más veteranos, sino que su re-corrido dentro del consejo es también más prolongado: mientras que en 2009 la antigüedad promedio en el con-sejo era de 6’62 años, en 2013 se sitúa en 7’1 años, habien-zarse de la preparación y supervisión de la información financiera, tiene también encomendadas las relaciones y comunicación con los auditores externos. A diferencia del entorno anglosajón, en el que algunas compañías contaban con ese órgano hace ya cerca de cua-renta años, la experiencia española es más reducida y se remonta a finales de la década de los 90. Así, en 1998 el Código Olivencia –el primer código de buen gobierno pu-blicado en nuestro país– recomienda la formación de co-misiones delegadas del consejo de administración y, más en concreto, la existencia de una comisión de auditoría. Cuatro años más tarde, la Ley 44/02, de 22 de noviembre, de Medidas de Reforma del Sistema Financiero (en ade-lante, Ley Financiera) elevará a la categoría de obligación legal para las empresas que participan en mercados finan-cieros oficiales la existencia de dicha comisión.Las normas sobre gobierno corporativo en España han apostado decididamente por la comisión de auditoría, y bien podría decirse que la característica fundamental que han tratado de preservar ha sido su independencia. En este sentido, tanto el Código Olivencia como el Informe Aldama (2003) y los Códigos Unificados de Buen Gobier-no de las Sociedades Cotizadas (2006; 2013) han aconse-jado que se halle compuesta exclusivamente por conseje-ros no ejecutivos, mientras que la Ley Financiera estipulaba la necesidad de una mayoría de miembros ex-ternos. Tuvieron que pasar doce años desde la Ley Finan-ciera para que hace escasos meses la Ley 31/2014 sobre la mejora del gobierno corporativo en las sociedades de ca-pital haya sancionado legalmente la obligación de com-poner la comisión de auditoría exclusivamente por conse-jeros no ejecutivos, a la vez que precisa que al menos uno de sus integrantes ha de contar con conocimientos y expe-riencia en materia de contabilidad o auditoría.A pesar de su relativamente reducido recorrido histórico en nuestro país, la independencia de la comisión de audi-toría se ha revelado como una condición muy convenien-te –si no imprescindible– para el cumplimiento de sus fi-nes. Pero, disponiendo ya de una cierta perspectiva histórica, en el presente artículo queremos llamar la aten-ción sobre otros rasgos de dicha comisión que, en nuestra opinión –y por lo que deja entrever la Ley 31/2014, tam-bién en opinión del legislador–, son igualmente relevan-tes, como es la adecuada cualificación de sus miembros.Nuevamente los códigos de buen gobierno constituyen destacadas referencias para ilustrar este requisito. La pri-Auditoría externa e interna constituyen dos vertientes de un mismo proceso encaminado a asegurar la veracidad y completitud de la información contableaeca    Revista 11030Tribuna de opiniónjeros españoles aceptan que su función dentro de la audi-toría interna ha de ir más allá de la mera adecuación de la información financiera y, sin embargo, sólo el 60% reco-noce disponer de las competencias y recursos necesarios para asumir esas funciones. Diríase, por consiguiente, que las grandes empresas espa-ñolas han apostado decididamente por el comité de audi-toría como medio para garantizar la calidad de la audito-ría interna. Esta apuesta se traduce en que no se han limitado a un cumplimiento formal de sus requisitos de independencia, sino que también están conformando este órgano con miembros cada vez más cualificados, con mayor experiencia y conocimiento. Por su parte, los miembros de ese comité son también conscientes de su responsabilidad y de la necesidad de adquirir las compe-tencias y habilidades necesarias.Es preciso reconocer la relevancia que el correcto funciona-miento del mercado de auditoría y del auditor externo tie-ne para que las empresas españolas y europeas afiancen la confianza de los mercados financieros. Tanto en nuestro país como en el entorno europeo se han dado pasos consi-derables en esta dirección y los esfuerzos no han de cesar. Sin embargo, también es preciso reconocer que dichos avances han de ir acompañados de un refuerzo de la audi-toría interna. Algunos escándalos aislados no deben eclip-sar los progresos de los últimos años. Es probable que la auditoría externa, debido a su relativa notoriedad social, sea objeto de un mayor escrutinio público, atraiga más la atención del legislador y de los medios de comunicación. Pero también, en honor a la verdad, ha de reconocerse que, quizás de modo menos llamativo, las empresas cotizadas españolas muestran una inequívoca voluntad de configurar sus comités de auditoría para mejorar la calidad de la infor-mación financiera. Como diría Sócrates, las empresas coti-zadas españolas hacen esfuerzos por conocerse cada vez mejor a sí mismas y ser conocidas por los demás.    {do seguido una evolución continuamente creciente. Asi-mismo, se trata de consejeros que cada vez cuentan con más experiencia fuera del comité de auditoría, como su-giere el hecho de que el número de comisiones a las que pertenecen aumente continuamente desde las 0’54 en 2009 a las 0’58 en 2013.Sin menoscabo de la aptitud de los consejeros españoles, la apuesta por la cualificación de los miembros de la co-misión de auditoría también se advierte en su diversidad internacional: en 2009 solo el 6’9% de sus componentes tenían nacionalidad extranjera y en 2013 eso ocurre en el 8’3% de los casos. Este rasgo es coherente con la forma-ción internacional de los consejeros españoles, habiéndo-se pasado en este periodo de un 15’1% de consejeros es-pañoles con estudios en el extranjero a un 20’4%. Más aún, la proporción de miembros con estudios de posgra-do (ya sea máster o doctorado) ha crecido del 38’6% al 46’1% en los cinco años analizados. La cada vez mayor y mejor formación de los miembros del comité de auditoría en las materias propias del mismo también se advierte en la proporción de los mismos que explícitamente poseen titulación como auditores o censores de cuentas, cifra que pasa de 5’4% a 12’8 en ese periodo. Podría calificarse como pobre dicho porcentaje, pero ha de tenerse en cuen-ta que se refiere a aquellos casos en los que hay expresa constancia de esa titulación. Cuando se complementa di-cha educación con otro tipo de formación académica del área de administración de empresas, contabilidad o finan-zas, el porcentaje de consejeros que expresamente acredita dicha formación vuelve a aumentar continuamente desde el 52’6% al 60’3%. Los datos anteriores, por consiguiente, reflejan un comité de auditoría cada vez más activo, con unos miembros más experimentados y mejor formados. ¿Tiene esto su correla-to en la opinión de sus miembros? ¿Son conscientes sus componentes de la tarea que de ellos se espera? La infor-mación al respecto escasea, siendo especialmente ilustra-tivos los informesde KPMG (2013 y 2014) con opiniones de cerca de 1.500 miembros de comités de auditoría de 34 países. Los datos correspondientes a España indican que el 43% de los encuestados reconoce la creciente compleji-dad de las tareas del comité y la dificultad de asumir nue-vos retos –como son, a modo de ejemplo, la gestión de los riesgos de modo adicional a las responsabilidades habi-tuales del comité–. De hecho, más del 85% de los conse-Referencias bibliográficasCNMV (2006): Código Unificado de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas. Madrid.CNMV (2013): Código Unificado de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas. Madrid.Comisión Europea (2010): Green paper Audit Policy: Lessons from the Crisis. Bruselas. Comisión Europea.Informe Aldama (2003): Informe de la comisión especial para el fomen-to de la transparencia y la seguridad en los mercados y en las socieda-des cotizadas. Comisión Nacional del Mercado de Valores.KPMG (2013): Global Audit Committee Survey 2013. KPMG’s Audit Committee Institute.KPMG (2014): 2014 Global Audit Committee Survey. KPMG’s Audit Committee Institute.López Combarros, J.L. (2004): “Los comités de auditoría”. En El go-bierno de la empresa. En busca de la transparencia y la confianza. Bue-no Campos, E. (Ed.). Madrid. Pirámide, 259-268.Martínez-Pina, A.M. (2015): “Reforzar la calidad de las auditorías”. El Mundo (2 de marzo de 2015).Olivencia, M. (1998): El gobierno de las sociedades cotizadas. Comité especial para el estudio de un código ético de los consejos de adminis-tración de las sociedades.Las empresas cotizadas españolas muestran una inequívoca voluntad de configurar sus comités de auditoría para mejorar la calidad de la información financiera

El comité de auditoría de las sociedades cotizadas: ‘conócete a ti mismo’

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El comité de auditoría de las sociedades cotizadas: ‘conócete a ti mismo’

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