Durante la Edad Media se produce un auge de la
cultura monástica en Europa iniciada por las
órdenes monásticas cluniacense y cisterciense,
además de los cartujos, que desde Francia
extrapolarán sus reglas y producciones
arquitectónicas al resto del continente. Órdenes
diversas que se asentarán en diferentes reinos y
regiones configurando elementos identitarios entre
sí, dando lugar a nexos de unión a nivel europeo
generados por el ámbito monacal. Al final de la
baja Edad Media tienen lugar las últimas
incorporaciones de territorio a la corona de Castilla
al sur de la Península Ibérica. La cristianización de la
antigua Al-Andalus concitará la atracción de
numerosas órdenes monásticas asentadas en
Europa, con predominio de órdenes mendicantes,
principalmente franciscanos y dominicos, atraídos
por la oportunidad de establecerse en el interior del
Reino de Sevilla. Dentro de sus límites, tras la propia
Sevilla, destacará la ciudad de Écija, la segunda
con mayor concentración conventual. De las
órdenes religiosas asentadas, el 31% proceden de
Italia, 22% de Francia, 37% de España y el 10% de
Jerusalén. Los complejos conventuales resultarán
decisorios en la construcción de numerosas
ciudades, también para su comprensión actual,
generando un contexto urbano y patrimonial que
forma parte de la identidad europea común.(Transversality in the shaping of a common
European landscape from the religious orders. Ecija
on the border of Seville’s Kingdom.)
During Middle Age there was a growth in European
monastic culture, started by the Clunic and
Cistercian monastic orders. As well as the Carthusian
monasteries, they extrapolated their rules and
architectural productions from France to the rest of
the continent. Diverse orders that will settle in
different kingdoms configuring elements of identity,
giving rise to links of union at the European level.At
the end of Middle Age, the last additions of territory
to the crown of Castile in the south of the Iberian
Peninsula took place. The Christianization of ancient
Al-Andalus attracted a multitude of monastic orders
settled in Europe, with a predominance of
mendicant orders, mainly Franciscans and
Dominicans, attracted by the opportunity to settle in
the interior of Seville’s Kingdom. Within its limits, after
Seville, the city of Ecija is the second with the highest
concentration of convents. Of the established
religious orders, 31% come from Italy, 22% from
France, 37% from Spain and 10% from Jerusalem.
The conventual complexes will be decisive in the
construction of many cities, also for their current
understanding, generating an urban and heritage
context that forms part of the common Europea