La crisis climática y los debates periódicos sobre el calor en las ciudades nos hacen recordar las experiencias pioneras para el «acondicionamiento bioclimático» de los espacios abiertos que se hicieron hace ya treinta años para la Exposición Universal de Sevilla en 1992. Y también nos hace preguntarnos por qué aquello quedó temporalmente en el olvido.
Este año 2022 el Museo Reina Sofía en Madrid recuperaba
algunos trabajos arquitectónicos desarrollados para la Expo
92, incorporándolos, con más o menos fortuna, a su colección
permanente. Entre otros, recuperaba diversos dibujos de proyecto de Jaime López de Asiain para la llamada «rotonda bioclimática», un prototipo a escala 1:1 de espacio urbano que se
construyó y monitorizó en los años previos a la celebración de la exposición. Habiendo formado parte –algunos de nosotros–
del entonces llamado «Seminario de Arquitectura Bioclimática» de la Universidad de Sevilla, el equipo de López de Asiain
durante aquellos años, traemos aquí algunos recuerdos de
aquellos trabajos, entre la nostalgia personal y la conveniencia de la recuperación de aquellas experiencias pioneras para
aplicarlas en las ciudades actuales