Comparativa de los distintos sistemas de evaluación ambiental del edificio. Caso práctico en vivienda unifamiliar aislada, en Alicante

Abstract

Uno de los grandes retos de la actualidad es la gestión eficiente de los recursos naturales en la actividad productiva, habiendo alcanzado tal relevancia que esta materia se encuentra regulada en la normativa nacional e internacional. Así, por ejemplo, en España, el CTE (Código Técnico de la Edificación) establece un límite máximo de consumo de energía primaria no renovable, lo que obliga a utilizar en nuestras instalaciones equipos de alta eficiencia energética (con calificaciones letras A y B) y sistemas constructivos que reduzcan las pérdidas energéticas, minimizando los puentes térmicos. Por su parte, la UE (Unión Europea) ha implementado un sistema indirecto para reducir las emisiones de CO2, puesto que ha establecido la obligación de obtener y exhibir el certificado de eficiencia energética del edificio para poder transmitir o alquilar el mismo. Este certificado es un gran avance, ya que muestra el consumo energético del edificio de una forma clara y sencilla de entender, a través de un sistema similar al de los electrodomésticos (calificaciones A, B, C, D, E, F, y G). Sin embargo, solo contempla uno de los aspectos ambientales de las edificaciones, sin tener en consideración otras cuestiones como la proximidad a servicios, el uso de recursos naturales, etc. Por otro lado, se encuentran los sistemas de certificación de sostenibilidad voluntarios como BREEAM, VERDE y el estándar Passivhaus (PH). Salvo este último, el resto tienen en consideración más aspectos que las normativas de obligado cumplimiento por lo que evalúan de una forma más completa el impacto ambiental de un edificio. No obstante, estos certificados requieren un coste añadido al ya indispensable para cumplir con las obligaciones legales. Resulta de gran interés, por lo tanto, estudiar los principales sistemas voluntarios, comparándolos con la normativa vigente obligatoria, analizando sus diferencias y los distintos requisitos exigidos por cada uno. Además, desde el punto de vista práctico, es fundamental conocer el coste real que conlleva obtener cada uno de estos sellos. Para ello se ha realizado un caso práctico en una vivienda unifamiliar aislada de obra nueva, analizando cada uno de los sistemas de evaluación, que se comparan constructiva y económicamente. De esta forma, se compara la calificación energética obtenida en el sistema estándar obligatorio para cada uno de los sellos, así como el coste que supondría su obtención. Todo ello con el objetivo de que el usuario final pueda identificar las mejoras en el sistema de calificación obligatorio y el coste de ejecución que supondría cada sello, así como los distintos niveles dentro del mismo, en comparación con el proyecto base realizado cumpliendo la normativa actual vigente

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