La Agenda de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (UN, 2015), recoge en su objetivo número 6 la necesidad de garantizar la disponibilidad y saneamiento del agua, así como su gestión sostenible y eficiente. La sostenibilidad en el uso del agua es necesaria, especialmente en áreas con importante estrés hídrico, tal como es el caso de España. Las actividades turísticas son parte de ese complejo entramado de usuarios del agua que ejercen presiones sobre el recurso [1], y que, por lo tanto, requieren de políticas específicas que incentiven un consumo racional del mismo
