La enseñanza de la pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos durante su primera época (1768 ‒ 1808)

Abstract

La Real Academia Bellas Artes de San Carlos se estableció en Valencia gracias al tesón de un grupo de artistas y prohombres locales, que consiguieron la protección de Carlos III el 14 de febrero de 1768. En sus aulas, los discípulos se formaron en las disciplinas de pintura, escultura, arquitectura y grabado. Posteriormente se ampliaron los estudios con la Escuela de flores y ornatos. El objetivo de este trabajo es analizar cómo se desarrolló la enseñanza de la pintura en la Academia de San Carlos durante su primera época, y qué consecuencias tuvo en la pintura valenciana de la segunda mitad del siglo XVIII. Para conseguir nuestros objetivos hemos acudido principalmente a los fondos documentales del archivo histórico de la Academia. Además, ha sido necesaria la consulta de textos que editaba la propia institución, junto con la literatura artística de la época. También hemos necesitado examinar la abundante bibliografía publicada sobre el academicismo europeo, la Academia de San Fernando de Madrid y el movimiento ilustrado. La parte fundamental de la investigación se ha centrado en los planes de estudio. Los reformadores ilustrados priorizaron la faceta práctica de los estudios, lo cual provocó el descontento de los artistas, que preferían el enfoque más teórico de la Academia. El planteamiento que los gobernantes le dieron a la Academia permitía el acceso a estudiantes que no estaban directamente relacionados con las bellas artes, los artesanos, circunstancia que hizo que los artistas se sintieran contrariados. El conflicto surgido hizo inviable la creación de un plan de estudios que englobara las necesidades de dos colectivos tan distintos como son los artistas y los artesanos. Los alumnos, muchos de ellos hijos de artesanos, podían aprender los fundamentos del dibujo en las primeras etapas de la enseñanza de la pintura en la Academia, y posteriormente aplicarlos en sus respectivos oficios. Como las clases se desarrollaban en horario nocturno, los discípulos podían trabajar en el taller paterno durante el día, y acudir a la Academia durante la noche. Partiendo del modelo de enseñanza de la Academia de San Fernando, la denominada “Academia madre”, se ha reconstruido qué tipo de asignaturas se impartían en la aulas de la institución. Por un lado, existían un grupo de asignaturas teóricas, que incluían anatomía, geometría y perspectiva. Por otro, las asignaturas prácticas que, siguiendo el modelo de las Academias europeas, se impartían en la sala de principios, la sala del modelo del yeso y la sala del modelo natural. Una destacada contribución ha consistido en la recopilación de los materiales que los profesores utilizaban en las distintas salas de la Academia. Cartillas de principios, colecciones de estampas y dibujos, en la sala de principios. La colección de vaciados en yeso, en la sala del modelo blanco. Los modelos, en la sala del modelo natural. El estudio de ropajes usando maniquís también se ha investigado. Estudiamos el resultado de los concursos generales, analizando los tema propuestos por los profesores, el nombre de los vencedores de las distintas categorías, y aportamos las obras vencedoras que hemos podido localizar. Igualmente se incluye el estudio del programa de pensiones que otorgaba la Academia de San Carlos. Un importante capítulo de la tesis está dedicada a los discursos académicos, donde se trata una parte fundamental de la vida académica. Estos discursos son una rica fuente de información que nos habla del pensamiento estético de los académicos de honor, que eran los encargados de recitar los discursos. Estos pensamientos configuraron el «buen gusto» que los profesores trataban de inculcar a sus alumnos

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