Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra
Abstract
The creation of more than 3 million of internally displaced people (IDPs) and the subsequent territorial expropriation in the context of the internal armed conflict in Colombia do constitute both a humanitarian and a human rights tragedy. Indigenous peoples and afro-descendant have been especially affected by forced displacement and loss of their ancestral territories. Some of them are in a situation very close to extinction. International and domestic legal standards have progressively developed the rights of victims to truth, justice, reparation and guarantees of non- repetition. Restitutive justice, a human rights approach, and a differential attention are essential ingredients for a consistent public policy to deal adequately with IDPs, especially those of an indigenous origin, given their special relationship with land and territory. The current peace process can be considered as a window of opportunity for the protection of the rights of IDPs.Los más de tres millones de desplazados internos y el generalizado despojo territorial que ha generado el conflicto armado colombiano suponen una auténtica tragedia tanto desde el punto de vista humanitario como desde el punto de vista de la protección de los derechos humanos. Uno de los grupos que ha sido afectado especialmente por el desplazamiento forzado y la expropiación de sus territorios ancestrales son los pueblos indígenas y afrodescendientes, situándose algunos de ellos al borde de la extinción. Los estándares jurídicos tanto internos como internacionales han ido configurando progresivamente el derecho de las víctimas a la verdad, a la justicia, a la reparación y al establecimiento de garantías de no repetición. La justicia restitutiva, el enfoque de derechos y una atención diferencial deben marcar la hoja de ruta para diseñar la política pública de atención a la población desplazada, en particular a los indígenas y afrodescendientes, dado su especial vínculo con la tierra y el territorio. El actual proceso de paz que está viviendo Colombia es una ventana de oportunidad que no se puede desaprovechar