Si no existe un buen “ecosistema emprendedor”, resulta difícil que los deseos de recuperación
económica por la vía del emprendimiento se conviertan en realidad. La situación española es, a este
respecto, bastante desalentadora. Los indicadores de emprendimiento respecto a otros países
demuestran que hay un largo recorrido de mejora. En ese camino entran en juego diversas variables,
como la fiscalidad del país, las trabas a la hora de abrir negocios, los costes, etc. Sin embargo, hay
otro factor fundamental para tener ciudadanos con espíritu emprendedor: la educación. Los
problemas de emprendimiento pueden atribuirse en buena medida a la falta de la formación en el
carácter emprendedor en las aulas desde una edad temprana. Pero ¿cómo inculcar las competencias
emprendedoras en estudiantes adultos si nunca antes se ha trabajado en esas áreas?
Este artículo intenta clarificar algunas cuestiones que pueden dificultar la comprensión de las
competencias de emprendimiento y su puesta en práctica. Se explica, en primer lugar, la importancia
de la formación en competencias y, concretamente, en la competencia de emprender. A continuación,
se exponen los resultados de un estudio reciente de Institución Futuro que define de forma práctica la
importancia y realidad de las competencias necesarias para emprender, tanto desde el punto de vista
de los jóvenes universitarios, como el de profesionales y empresas. Por último, se establecen algunas
conclusiones y recomendaciones