La «Epístola satírica y censoria», más que una epístola horaciana
—como se ha venido valorando— es un memorial: se dirige a un elevado
receptor y tiene un contenido político. En esta falsa epístola Quevedo
propone una vuelta a los antiguos valores castellanos, valores tejidos
con virtudes romanas que no se corresponden con un período concreto
de la historia de España. Se trata de una efectiva construcción retórica
para movere a los lectores y al valido, en la que también se incluyen elementos netamente modernos