Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra
Abstract
La comprensión de la dimensión fenomenólogica contradictoria de la
práctica abortiva deberia persuadirnos de que, aunque esté faltando un reconocimiento
pleno de un sistema moral auténtico, la propia existencia de opiniones
diferentes en el cuerpo social deberia empujar al legislador a evitar el máximo
daño probable y. por lo tanto, a no permitir el aborto (aunque luego pudiera haber
óptimas razones para no castigarlo).
La ontologia de las normas puede contener contradicciones verdaderas, como
afirman los teóricos "voluntaristas", de los talmudistas de teyku a la escuela
franciscana, hasta la concepción iusnaturalista de Peña. Por eso es fundamental
distinguir si en el caso del aborto se trata de una contradicción verdadera (como
resulta si nos quedamos en el nivel de la experiencia fenomenólogica del agente
moral medio, y, a fuer de tal, no completamente advertido) o de una contradicción
falsa (y por ende de un acto que hay que evitar).
Me parece útil ofrecer un argumento para sostener que. en la situación actual de
las sociedades occidentales, la imposición del derecho al aborto es inicua no sólo
para quien acepta una ontologia en la cual el feto es una persona, sino también para
quien no comparta tal tesis y acepte al menos ciertas reglas del razonamiento normativo
sin opción ideológica caracterizada (un anti-cristiano es ideológicamente
abortista). Para hacerlo tendré que exponer las razones para rechazar el legalismo
ético, que me parece la característica dominante de la demanda (de los ciudadanos)
y de la producción legislativa (parlamentaria) en la Europa actual, independientemente
de que sea una doctrina normativa sostenida por algunos autores