El movimiento Maricas Bolivia lucha por resignificar la palabra marica, creando una narrativa alterna a lo gay, puesto que, a su modo de ver, esta categoría no les permite una identificación plena, pues no otorga otra posibilidad de reconocimiento, como el ser negro o indígena. Su propósito nos deja con muchas dudas: ¿Es posible resignificar el lenguaje? ¿Qué tiene que ver esto con su constitución como sujetos y su capacidad de agencia?
Para responder, será necesario comprender la teoría de la performatividad de Judith Butler (1997), quien, en su intento por explicar las condiciones de sujeción de los individuos y sus modos de subversión, utiliza una conceptualización de los actos de habla, específicamente, los actos de habla ilocucionarios, los cuales tienen como consecuencia la creación de prácticas como regularidades en el hacer de los sujetos e implican la citación de normatividad. Con esto, pretende dar cuenta del vínculo entre la producción y la reproducción de formas de orden social, a través de los sujetos y la superación de las mismas.
De este modo, podemos preguntarnos en qué medida la dominación manifestada en las normas de orden social se relaciona con la acción efectiva –y la producción del sujeto-; en otras palabras, cuándo un individuo se piensa a partir de las prácticas que él mismo personifica y citan siempre una norma; prácticas que, muchas veces, conllevan limitar el cuerpo y desconocerlo como vínculo directo con la transformación de su entorno. Además, la teoría abre la posibilidad de pensar la resignificación de los contextos y del trasfondo del lenguaje para modificar la realidad