Los niños y jóvenes de los colegios de Bogotá, principalmente en los estratos socioeconómicos más bajos, están registrando una gran prevalencia de problemas del neurodesarrollo y del aprendizaje, lo cual incide negativamente en su desempeño escolar. A esta conclusión llegó el Grupo de Investigación en Neurociencias (Neuros) de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario, el cual evaluó la prevalencia de las enfermedades neuropediátricas dentro de las que se incluyen los trastornos de aprendizaje, neurodesarrollo y atención, entre otros, en la población infantil de 5 a 12 años de algunos colegios de primaria en las localidades de Barrios Unidos, Bosa, Ciudad Bolívar, Engativá y Usme.
Según Alberto Vélez van Meerbeke, miembro del grupo de investigación, aunque la epilepsia y otras enfermedades neurológicas no tienen una prevalencia elevada, la carga de esta enfermedad es importante por cuanto son enfermedades crónicas que pueden por sí solas afectar el desarrollo social, psicológico e intelectual de las personas.
En general, afirma Vélez, los niños estudiados no recibían un tratamiento para el problema diagnosticado, debido a que los colegios no están capacitados para atender a los niños con problemas del aprendizaje o no tienen un equipo terapéutico que los apoye. Sólo en colegios privados se encontraron equipos capacitados para esta labor, pero los padres de los niños de estratos más bajos no tienen los recursos para ingresar a dichas instituciones.
Incluso, cuando los niños son enviados a la consulta médica, el personal de salud no conoce la problemática y por lo tanto los pacientes se quedan sin la posibilidad de un manejo adecuado. Es decir, que al no ser intervenidos, apoyados y estimulados, continuarán enfrentados a un fracaso continuo con problemas subsiguientes de tipo adaptativo y social.
Según Claudia Talero Gutiérrez, investigadora del grupo Neuros, esta cadena lleva a que, en una sociedad que es cada vez más exigente, las expectativas laborales de estos niños al llegar a la vida adulta no vayan más allá de trabajos poco calificados, mal remunerados, inestables y con marginalidad, por lo cual se hace necesario que los niños con dificultades tengan un seguimiento y manejo apropiado de profesionales de la salud, familiares y educadores para garantizar un rendimiento escolar exitoso