En un país cuyo sector privado depende
enormemente del favor político, el fenómeno
de las llamadas puertas giratorias (es decir, el
tránsito entre la esfera pública y la privada, de
ida y vuelta) está a la orden día. Este tipo de
prácticas suponen un daño contra el interés
general y entrañan un riesgo para la calidad de
la vida democrática y para la credibilidad de
las instituciones