Diferencias relacionadas con el sexo en pacientes con IAMCEST: análisis por puntuación de propensión

Abstract

Introduction and objectives: Female sex is believed to be a significant risk factor for mortality among patients with ST-segment elevation myocardial infarction (STEMI) undergoing primary percutaneous coronary interventions (pPCI). Methods: We collected data on all consecutive STEMI patients treated with pPCI within 12 hours and compared the males vs the females. The primary endpoint was long-term mortality one month after hospital discharge. The secondary endpoint was 30-days mortality. Results: From March 2006 to December 2016, 1981 patients underwent pPCI at our hospital, 484 (24.4%) were females. Compared with men, women were older (mean age 71.3 ± 11.6 vs 62.9 ± 11.8 years, P < .001), less smokers (26.7% vs 72.7%; P < .001), more diabetic (28.0% vs 22.3%; P < .002), more hypertensive (69.6% vs 61.3%; P < .001), presented more often with shock at baseline (13.2% vs 9.0%; P = .006), had longer symptoms-to-balloon time frames (5.36 ± 3.97 vs 4.47 ± 3.67 hours; P < .001). Also, women were less likely to receive glycoprotein IIb-IIIa inhibitors (59.5% vs 71.4%; P < .001) and stents (79.5% vs 86.6%; P = .01). During the 30-day and long-term follow-up (mean 4.9 ± 3.2 years) the female sex was associated with a higher mortality rate (8.9% vs 4.0%, P < .001 and 23.8% vs 18.4%, P = .01, respectively). After propensity score matching, 379 men and 379 women were selected. Female sex continued to be associated with a higher death rate at 30 days (9.5% vs 5.5%; P = .039) but not in the long term among survivors (25.6% vs 21.4%; P = .170). Conclusions: Compared to men, women with STEMI undergoing pPCI had higher 30-day mortality rates. However, among survivors, the long-term mortality rate was similar. Even if residual confounding cannot be ruled out, this difference in the outcomes may be partially explained by biological sex-related differences.Introducción y objetivos: El sexo femenino se considera un importante factor de riesgo de mortalidad en el infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST) tratado con intervención coronaria percutánea primaria (ICPp). Métodos: Se analizó a todos los pacientes consecutivos con IAMCEST tratados con ICPp dentro de las primeras 12 horas, y se compararon varones y mujeres. El objetivo principal fue la mortalidad a largo plazo en los supervivientes después del primer mes del alta, y el objetivo secundario fue la mortalidad a los 30 días. Resultados: Desde marzo de 2006 hasta diciembre de 2016 se trató con ICPp a 1.981 pacientes, de los cuales 484 (24,4%) eran mujeres. En comparación con los varones, las mujeres tenían mayor edad (edad media 71,3 ± 11,6 frente a 62,9 ± 11,8 años, p < 0,001) y la frecuencia de fumadoras era más baja (26,7 frente a 72,7%; p < 0,001), mientras que era más alta la frecuencia de diabetes (28,0 frente a 22,3%; p < 0,002), hipertensión arterial (69.6 frente a 61,3%, p < 0,001) y shock al ingreso (13,2 frente a 9,0%; p = 0,006), y más largo el tiempo desde el comienzo de los síntomas hasta la intervención con balón (5,36 ± 3,97 fren- te a 4,47 ± 3,67 horas; p < 0,001). Además, la frecuencia de tratamiento con inhibidores de la glucoproteína IIb-IIIa (59,5 frente a 71,4%; p < 0,001) y stent (79,5 frente a 86,6%, p = 0,01) fue inferior. Tanto a los 30 días como a largo plazo (media 4,9 ± 3,2 años), el sexo femenino se asoció con una mortalidad más alta (8,9 frente a 4,0%, p < 0,001, y 23,8 frente a 18,4%, p = 0,01, respectivamente). Se seleccionaron 379 mujeres y 379 varones emparejados por puntuación de propensión. Se mantuvo la asociación entre sexo femenino y mayor mortalidad a los 30 días (9,5 frente a 5,5%; p = 0,039), pero no a largo plazo (25,6 frente a 21,4%; p = 0,170). Conclusiones: En comparación con los varones, las mujeres con IAMCEST tratadas con ICPp tuvieron mayor mortalidad a los 30 días. Sin embargo, entre los supervivientes, la mortalidad a largo plazo fue similar. Aunque no puede descartarse el efecto de variables residuales de confusión, las diferencias en el pronóstico podrían explicarse en parte por diferencias biológicas relacionadas con el sexo

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