El presente artículo se funda en una reflexión acerca de un trabajo realizado en uno de los seminarios de la Maestría en Teatro, más precisamente, en la mención de Dirección. El trabajo consistió en atravesar la experiencia del montaje de una escena. A partir de esto, sobreviene entonces, la necesidad de desarrollar un análisis y una evaluación de tal proceso creativo, aspirando a clarificar algunas cuestiones intrínsecas a la dirección que generalmente por no considerárselas finalizan por complejizar o frustrar dicho proceso