The insolvency of one of the great promises of the FinTech universe, the German payment services company Wirecard, was revealed thanks to an ongoing internal leak to the Financial Times. This fact has led to the creation of two committees of enquiry in the German Bundestag and the European Parliament to try to improve the public mechanisms for supervising large digital financial corporations. The role played by BaFin, the German supervisory authority, and Wirecard's fierce defence in an exercise of collective economic nationalism, have been widely questioned in the face of reports published in a British media. The reports commissioned by the European Parliament to various groups of experts, and the academic articles that have been published as a result of the Wirecard case, allow us to reflect on the correct protection of whistleblowers in the midst of the process of national transpositions of European Directive 2019/1937, as well as to defend the proposal that more ambition is needed to encourage this type of actions, in a horizon of growing business complexity, and the rise of a digital economy model that is not always well regulated, opaque and refractory to accountability.La insolvencia de una de las grandes promesas del universo FinTech, la empresa alemana de servicios de pago Wirecard, desvelada gracias a una continuada filtración interna al diario Financial Times, ha motivado la creación de sendas comisiones de investigación en el parlamento alemán (Bundestag) y europeo para tratar de mejorar los mecanismos públicos de supervisión de las grandes corporaciones financieras digitales. Ha sido muy cuestionado el papel jugado por la BaFin, la autoridad alemana de supervisión, así como la defensa a ultranza de Wirecard en un ejercicio de nacionalismo económico colectivo, frente a las noticias publicadas en un medio británico. Los informes encargados por el Parlamento Europeo a diversos grupos de expertos, y los artículos académicos que se han publicado como consecuencia del caso Wirecard permiten reflexionar sobre la correcta protección de los informantes en pleno proceso de transposiciones nacionales de la Directiva Europea 2019/1937, así como defender la propuesta de que se necesita más ambición para incentivar este tipo de actuaciones, en un horizonte de creciente complejidad empresarial, y de auge de un modelo de economía digital no siempre bien regulado, opaco y refractario a la rendición de cuentas