Álvarez-Uría, en su obra Miserables y locos (2020), implementauna precisa indagación sobre el surgimiento y expansión de los saberes de la medicina mental en la España entre los siglos XVIII y XIX. Ciertas instituciones y prácticas irán apareciendo para, si bien en un origen tratar a una minoría impulsiva y peligrosa, progresivamente ir ampliando su campo de actuación a lo largo de todo el espacio social. La psiquiatría, a medida que expandió su amplio catálogo de trastornos mentales a los que atender, se muestra en sus orígenes más como un mecanismo de prevención que de un sistema de curación. El presente ensayo pretende ser una reflexión acerca de la posibilidad de que estas injerencias de la psiquiatría en el ámbito del complejo penal puedan seguir presentes