Matices de la excepcionalidad, aprender en pandemia is a book published by María Angélica in 2022. The author is an Argentinian psychopedagogue who has written other works related to psychopedagogical practice, especially clinical practice. Undoubtedly, her books are a source of information for colleagues and form part of the bibliography of the curricula of various psychopedagogy courses in the country.Matices de la excepcionalidad, aprender en pandemia es un libro que editó María Angélica en el año 2022. La autora es una psicopedagoga argentina que acredita otros escritos vinculados a la práctica psicopedagógica, especialmente la clínica. Sin duda, sus libros son insumos de colegas y forman parte de la bibliografía de los planes de estudio de diversas carreras de psicopedagogía del país

Bertoldi, Sandra

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Universidad Nacional del Comahue: E-Journals

Sección Psicopedagogía • Vol. 19 Nº 2 • [jul/dic 2022] I SS N  1 8 5 1 - 3 11 5  •  h t t p s : //rev el e . u ncoma . ed u. a r/ i ndex. p hp /p s i co   105 Sandra Bertoldi RESEÑA    María Angélica FONTAN. Matices de la excepcionalidad. Aprender en pandemia. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: El Escriba, 2022. 128 p.  Por Sandra Bertoldi  bertoldism@gmail.com Centro Universitario Regional Zona Atlántica – Universidad Nacional del Comahue. Argentina  Rec ib ido  11|11|22  –  Aceptado 30|11|22  –  Publ icado 30|12|22   Matices de la excepcionalidad, aprender en pandemia es un libro que editó María Angélica en el año 2022. La autora es una psicopedagoga argentina que acredita otros escritos vinculados a la práctica psicopedagógica, especialmente la clínica. Sin duda, sus libros son insumos de colegas y forman parte de la bibliografía de los planes de estudio de diversas carreras de psicopedagogía del país. Este libro fue escrito en ‘tiempo de pandemia’ como un modo de transitar el doloroso y difícil momento, en sus palabras: “fueron y son, recursos o prácticas para transitar el malestar, en la búsqueda de poder eludir, o expulsar el dolor, disminuir la tensión con el afuera amenazante, para vivir mientras tanto, algo, como nos dice Freud nos indemnice del pensar, con la advertencia de que hay una porción de la naturaleza que es indomable, el COVID 10” (p. 11,12) También, y por sobre todas las cosas, como un modo de asumir el compromiso con un ‘acontecimiento’ de la época, en el que ineludiblemente el sujeto estaba y está implicado, el sujeto en calidad de paciente, de alumno, de padre, docente, profesional.  La autora se mantuvo atenta a las situaciones personales e institucionales que producía la pandemia. Acompañó a colegas, alumnos de carreras, escuchándolos, pensando con ellos/as en espacios de supervisión, de clase, de debates acerca de cómo intervenir en situaciones tan inéditas y aún no exploradas, Sección Psicopedagogía • Vol. 19 Nº 2 • [jul/dic 2022] I SS N  1 8 5 1 - 3 11 5  •  h t t p s : //rev el e . u ncoma . ed u. a r/ i ndex. p hp /p s i co   106 Sandra Bertoldi poniendo en diálogo a “la coyuntura con sus efectos educativos, con el devenir de la educación especial y la práctica psicopedagógica” (p. 11)  El libro representa, en la letra de María Angélica, la voz de los que tenían que cumplir una función social en tiempos tan adversos, a los que la ética profesional los interpelaba con interrogantes e incertidumbres, con esperanzas y añoranzas, y se proponían juntos construir algunas propuestas que resultaran viables. El libro está estructurado en tres partes.  Matices I. Las máscaras de la coyuntura. En este apartado problematiza uno de los principales debates sociales nacionales e internacionales de ese momento: la disputa por la presencialidad-no presencialidad. Una discusión que se producía mientras la ciencia trabajaba tratando de encontrar un antídoto ante el virus con los efectos, en términos de afectos y pasiones, que produce en los sujetos (angustia, esperanza, amor, odio, locura, debilidad mental) las limitaciones de la ciencia o a la ausencia de certezas. La autora, desenmascara algunas de las ‘imposturas’ que poblaron la narrativa y obturaron preguntas, a partir de reflexionar sobre lo obvio, y pulsa intervenciones entre ésas im-posturas y lo singular subjetivo proponiendo restar urgencia (posibilitar a los sujetos un respiro, una pausa, escucharlos, hacer lugar a su palabra); transitar lo incierto (tomarse el tiempo de soportar la incomodidad, desorden, esperar, privilegiar procesos por sobre productos, abandonar mediciones, ir contra prejuicios, acercarse a cada niño como enigma que es) y articular futuro (buscar vías de sublimación, afianzar el lugar del niño como sujeto, que sea escuchado y su palabra tenga valor) Señala que en materia educativa la pandemia marcará un antes y un después: pues ya no se aprenderá ni se enseñará igual que antes.  Anticipa que volver al aula, volver a poner el cuerpo en la relación docente-alumno-conocimientos sin pantalla, generará situaciones en la que los cuidados serán lo central. Entiende que habrá que generar nuevas ‘ceremonias’ y ‘rituales’ para la recomposición subjetiva y para garantizar el derecho a la educación como una demanda (de amor) constante hacia el Otro, otro que responde –no dispone, ni usa- como garante confiable de los procesos educativos del niño/a.  Sección Psicopedagogía • Vol. 19 Nº 2 • [jul/dic 2022] I SS N  1 8 5 1 - 3 11 5  •  h t t p s : //rev el e . u ncoma . ed u. a r/ i ndex. p hp /p s i co   107 Sandra Bertoldi Retomo preguntas que ella deja abiertas y que me interrogan respecto a qué nivel de respuesta estamos dando hoy en tiempos de pos-pandemia:  ¿Cuáles son las ceremonias y rituales que se observan en los espacios áulicos? ¿Se están recuperando las experiencias, esos logros que se relevaron promotores de nuevas acciones? O se trata – como ella expresa, en palabras de Boaventura de Sousa Santos- de un ‘epistemicidio’, de un desperdicio sistemático de la experiencia, de una escasa valoración de la ‘sabiduría de la gente’ que, justamente, emerge de las experiencias de cada uno  ¿Se respeta a los que aprenden, con sus nuevos tiempos, demoras, modalidades, angustias, imposibilidades?  ¿Es una preocupación de los adultos (padres, docentes, profesores, directivos, técnicos-profesionales) el cómo ser garantes confiables de los procesos educativos de los alumnos? ¿Cómo se está transitando el duelo colectivo? ¿es posible generar vitalidad, esperanza? ¿cómo se lo está rehenebrando al sujeto en el lazo social? Quiero compartir también algunas palabras de Boaventura de Sousa Santos (2020) de su libro digital La cruel pedagogía del virus porque nos interpela como intelectuales: “ha concluido el momento de los intelectuales de vanguardia. Los intelectuales deben aceptarse como intelectuales de retaguardia, deben estar atentos a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos comunes y teorizar a partir de ellas. De lo contrario, los ciudadanos estarán indefensos ante los únicos que saben hablar su idioma y entienden sus preocupaciones” (p. 40/41) Matices II. La educación especial: de surgimiento oportuno a ejemplo ignorado. Esta sección surge frente a dos preguntas. Una, ¿cómo está incidiendo la no-presencialidad en alumnos con discapacidad, especialmente aquellos que asisten a educación especial? Otra, ¿por qué la educación especial de ser una consecuencia valorada de la pandemia de poliomielitis, no se presenta ahora como experiencia de la que aprender en estos tiempos de excepción? (p.56)  Señala que se está perdiendo la oportunidad para encontrarle otros sentidos a la inclusión, de equivocar paradigmas, que no sea el borramiento de las Sección Psicopedagogía • Vol. 19 Nº 2 • [jul/dic 2022] I SS N  1 8 5 1 - 3 11 5  •  h t t p s : //rev el e . u ncoma . ed u. a r/ i ndex. p hp /p s i co   108 Sandra Bertoldi diferencias en nombre de la igualdad de derechos, porque a ese derecho hay que suponerle un sujeto.  Desde esta premisa, hace lugar al equívoco y expone casos/ejemplos de prácticas con nuevos sentidos en procesos de aprendizajes, en trayectorias escolares de niños con capacidades diferentes. Invita a pensar en experiencias en las que se apoya la inclusión escolar y se respetan las diferencias, la libertad de opción y se administran los límites. “Ni excepcionales ni privilegiados, sujetos visibles y activos” (p. 69) Postula que el desafío es rediseñar formatos escolares, desandar prejuicios y redescubrir la esencia de la Educación Especial, y que la fuerza del lazo, la escucha y la ternura tengan estatuto de contenido escolar.  Matices III. Prácticas psicopedagógicas: aprendizajes interferidos. Aquí conjuga preguntas e iniciativas que se jugaron en la práctica psicopedagógica, en el plano de la clínica. Clínica que tuvo que reinventarse ante la no-presencialidad y el ingreso de los dispositivos tecnológicos, especialmente las video llamadas, como recurso alternativo. Desde el plano de la ética, señala que fue necesario reflexionar sobre la propia práctica. Situar de qué aprendizajes se hablaba (qué características revestían las nuevas consultas) y con qué formatos diagnósticos intervenir (atendiendo especialmente a la presencia de las familias y de ‘otros’, en el espacio de la clínica) para sostener el encuentro, la escucha, el vínculo transferencial, el deseo de aprender y fortalecer las redes de intervención escuela-familia, así como la articulación salud-educación.  La autora expone interferencias que interrumpieron los aprendizajes de los sujetos en estos nuevos contextos: a la distancia y mediado por una pantalla. Propone bucear en los estilos personales de habitar este mundo pandémico, en las modalidades de aprendizaje y en las respuestas singulares que se manifestaron, el otro del aprendizaje y el sujeto niño aprendiendo, jugando, inventando, en el espacio virtual. Pone en vigencia el juego del Fort da en los aprendizajes entre pantallas –frente a la que se elegirá estar o no estar- y lo pone a jugar en las prácticas docentes, terapéuticas, apostando a efectos en la subjetividad, sin obviar Sección Psicopedagogía • Vol. 19 Nº 2 • [jul/dic 2022] I SS N  1 8 5 1 - 3 11 5  •  h t t p s : //rev el e . u ncoma . ed u. a r/ i ndex. p hp /p s i co   109 Sandra Bertoldi la excepcionalidad. Ese juego que consiste en arrojar un carretel y reencontrarlo, le sirve para pensar en la constitución de un espacio de juego y aprendizaje, pues ésta dinámica supone procesar la espera y renunciar a la satisfacción pulsional inmediata, soportar la ausencia, simbolizar, hacer activo lo pasivo en el jugar y en el aprender. Sea con un carretel o con el objeto que sea, el sujeto ha de transformarse en un ser a ser mirado, escuchado en sus demandas, en sus sufrimientos, en sus júbilos posibilitando confort a su curiosidad, a sus sueños, angustias (p.102). En la clínica se sumó la interferencia de la presencia de las familias (con sus voces y miradas) en los tratamientos psicopedagógicos, dado que fue necesaria su colaboración. Sin duda se aprende con otros sorteando la operación necesaria alienación-separación para que el sujeto haga lazo fuera de la familia, por lo que la escuela no puede renunciar a ocupar el lugar del Otro, en tanto Nombre del Padre, es un nombre de la exogamia. Esta torsión de orden implicó intervenciones más inclusivas, más en complementariedad que en oposición (p.96). Luego de haber atravesado este tiempo, señala que la vuelta a la presencialidad interpela a la clínica con nuevas preguntas, que siguen siendo éticas:  ¿Con qué pacientes nos estamos encontrando, sobre qué consecuencias tendremos que intervenir? ¿Con qué familias? ¿Cómo volver a construir intimidad? ¿Hubo torsión en la tensión del par endogamia-exogamia? ¿Cómo hacer lugar a la posibilidad de recrear con nuevas lecturas y experiencias aquellos puntos de evolución que permite la clínica psicopedagógica, cómo conmover saberes pre-existentes?  Quien conoce a María Angélica, quien ha leído sus otros textos y la ha escuchado en otros espacios, sabe que la pregunta que insiste en su discurso y que está presente en sus prácticas: es la pregunta por la ética. Esta es su gran preocupación y su desafío. Es nuestra responsabilidad como psicopedagogos/as.  La autora, en diversos pasajes de su libro, nos propone situarnos ante una oportunidad de inventar, renombrar, reescribir, reconsiderar algunos nuevos sentidos producto de este acontecimiento – para resignificar, no para olvidar- a Sección Psicopedagogía • Vol. 19 Nº 2 • [jul/dic 2022] I SS N  1 8 5 1 - 3 11 5  •  h t t p s : //rev el e . u ncoma . ed u. a r/ i ndex. p hp /p s i co   110 Sandra Bertoldi través de poner en diálogo nuestras prácticas con el aprendizaje con el arte, la literatura, la música que contribuyen, sin duda, a esas ceremonias, a la generación de espacios transicionales para que el aprendizaje se produzca y el sujeto recupere su protagonismo, con los adultos como garantes prudentes. Justamente, para ello propone “ir recorriendo las páginas con pensamiento crítico, haciendo lugar a las preguntas, a la búsqueda de correlatos entre intersticios de posibilidades, de aprendizajes y cuidados a partir de la irrupción del virus” (p. 14) Celebro la existencia de este libro porque nuestro campo disciplinar requiere de este tipo de producciones escritas que suman a nuestro acervo conceptual y nos permiten, a partir de su lectura, de su consulta, de nuestros acuerdos o desacuerdos con sus ideas, crecer en un espacio de libertad, de confrontación y de temas /preguntas por desarrollar/desplegar.  Agradezco a María Angélica que me haya invitado a leer y reseñar su libro, a degustar cada una de sus páginas que con tanta rigurosidad escribe acorde a su irrenunciable posicionamiento ético.  Como cierre de este escrito, deseo destacar todas las preguntas, reflexiones y propuestas compartidas por la autora porque nos interpelan, nos invitan a pensar y a asumir un rol de ‘intelectuales de retaguardia’. También deseo dejar algunos párrafos de Boaventura de Sousa Santos (2020) porque sus palabras y reflexiones nos devuelven la esperanza y nos pone a disposición un camino a transitar. Otro interesantísimo aporte de María Angélica al dialogar con él.  “La pandemia y la cuarentena revelan que hay alternativas posibles, que las sociedades se adaptan a nuevas formas de vida cuando es necesario y se trata del bien común. Esta situación es propicia para pensar en alternativas a las formas de vivir, producir, consumir y convivir en los primeros años del siglo XXI” “Solo mediante una nueva articulación entre los procesos políticos y civilizadores será posible comenzar a pensar en una sociedad en la que la humanidad asuma una posición más humilde en el planeta en el que habita” “Una humanidad que se acostumbre a dos ideas básicas: hay mucha más vida en el planeta que la vida humana, ya que representa solo el 0,01 % de la vida en el planeta; la defensa de la vida del planeta en su conjunto es la condición para la continuidad de la vida humana”. “La nueva articulación presupone un giro epistemológico, cultural e ideológico que respalde las soluciones políticas, económicas y sociales que garanticen la continuidad de una vida humana digna en el planeta” Sección Psicopedagogía • Vol. 19 Nº 2 • [jul/dic 2022] I SS N  1 8 5 1 - 3 11 5  •  h t t p s : //rev el e . u ncoma . ed u. a r/ i ndex. p hp /p s i co   111 Sandra Bertoldi “La cuarentena causada por la pandemia es, después de todo, una cuarentena dentro de otra. Superaremos la cuarentena del capitalismo cuando seamos capaces de imaginar el planeta como nuestro hogar común y a la naturaleza como nuestra madre original a quien le debemos amor y respeto. No nos pertenece. Le pertenecemos a ella. Cuando superemos esa cuarentena, seremos más libres ante las cuarentenas provocadas por las pandemias”.  

María Angélica FONTAN. Matices de la excepcionalidad. Aprender en pandemia. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: El Escriba, 2022. 128 p.

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María angélica fontan. Matices de la excepcionalidad. Aprender en pandemia. Ciudad autónoma de buenos aires: El Escriba, 2022. 128 p.

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