En las últimas dos décadas, el gobierno brasileño creó varios programas de transferencia de ingresos para los más pobres con el objetivo de promover la seguridad alimentaria y nutricional, así como para erradicar la pobreza extrema y el hambre. Estos programas proporcionaron algunos resultados satisfactorios, lo que no se puede atribuir exclusivamente a la transferencia de ingresos, sino también a otros sectores gubernamentales y a diversas políticas públicas en las áreas de educación, salud y saneamiento básico. En conjunto, estas políticas están destinadas a romper el patrón de pobreza intergeneracional, contribuyendo con el desarrollo humano del país