Las agencias de calificación crediticia (las hijas de Elena: la triple A)

Abstract

In this paper, we first analyse the structure (shareholders), modus operandi (how they operate and issue opinions) and behaviour (how they affect markets) of the three major rating agencies that evaluate the creditworthiness of issuers and the financial obligations (bonds and stock) that they issue. Second, we unveil what little, if any, scientific basis their ratings have. Agency scores are founded on such unacceptable concepts and procedures as self-fulfilling prophecies, ratings without expiry date, catastrophism and clientelism, which they sometimes enforce with gangster-like tactics. We also stress the importance and transcendence that is attached to the opinions issued by these agencies. Their ratings are genuine tsarist ukases converting agencies into de facto despots that condition the fate and fortune of investors and issuers. Their behaviour is so deplorable and devastating that, like the daughters of Elena*, hence the title of the paper, they are all as bad as each other. Finally, we present a decalogue of irrefutable facts that warrant an evil rating for these agencies –S&P, Moody’s and Fitch–, which are the embodiment of antimephistophelism. Mephistoles defined himself as a poor devil which strives for evil, but accomplishes good, just the opposite to the daughters of Elena*.En este trabajo, en primer lugar, se analiza la estructura (accionariado), funcionalidad (cómo funcionan y emiten sus opiniones) y el comportamiento (cómo actúan en los mercados) de las tres agencias más importantes de calificación de activos financieros, de emisores y emisiones de activos financieros. En segundo término, se señalan sus poco, si algo, científicas evaluaciones basadas en conceptos y actuaciones tan poco adecuadas como: profecía autocumplida, carencia de fecha de caducidad, catastrofismo, que, a veces, imponen con comportamientos gansteriles. Asimismo, se destaca la importancia y trascendencia que suponen las opiniones que emiten dichas agencias, auténticos ucases, que las convierten, de facto, en auténticos señores de horca y caudillo que acondicionan la vida y hacienda de inversores y emisores. En realidad, su comportamiento es tan deplorable y funesto, que como las hijas de Elena, de ahí el título del trabajo, ninguna es buena. Finalmente, se presenta, en forma de decálogo, los hechos, irrefutables, que justifican el calificativo de malvadas de dichas agencias: S&P, Moody’s y Fitch, hasta el punto de que son el antimefistofelismo personificado. Mefistófeles se definía a sí mismo como un pobre diablo que pretendiendo hacer el mal, acababa haciendo el bien, justo al revés que las hijas de Elena

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