En esta ponencia nos proponemos reflexionar en torno a cómo impactó la pandemia por COVID-19 y las medidas de confinamiento en el trabajo sociocomunitario y territorial. Analizaremos puntualmente el trabajo de una organización social, Casa Joven B.A (Obra del Padre Cajade) situada en Villa Elvira, un barrio periférico del partido de La Plata (Buenos Aires, Argentina). Nos enmarcamos en posicionamientos teóricos que proponen una ontología que reconoce al ser humano como ser colectivo, sosteniendo que es la comunidad lo que funda la individualidad y no viceversa (Dussel, 1998). En las páginas siguientes describimos y analizamos escenas cotidianas de Casa Joven en contexto de pandemia. El texto se compone de esta primera introducción; dos secciones donde se registra la experiencia colectiva y el impacto de la pandemia en el trabajo sociocomunitario y las conclusiones.Mesa de trabajo 17: Juventudes
Eje temático 3: Procesos de producción y reproducción socialFacultad de Trabajo Socia

Chaves, Mariana

Grosso, Mariana

Molaro, Macarena

Trebucq, Camila

Zarauza, María Graciana

Servicio de Difusión de la Creación Intelectual

400Chaves Mariana, Grosso Mariana, Molaro Macarena, Trebucq Camila, Zarauza María GracianaINTRODUCCIÓN En esta ponencia nos proponemos reflexionar en torno a cómo impactó la pande-mia por COVID-19 y las medidas de confinamiento en el trabajo sociocomunitario y territorial. Analizaremos puntualmente el trabajo de una organización social, Casa Joven B.A (Obra del Padre Cajade) situada en Villa Elvira, un barrio periférico del partido de La Plata (Buenos Aires, Argentina). Este barrio se caracteriza por ser una zona heterogénea con residentes de clase media, hogares que caen bajo la línea de pobreza y otros en situación de indigencia, con condiciones de exclusión, vulnerabi-lidad y fuertes barreras de acceso a derechos y a los mecanismos de su exigibilidad. Algunas de las condiciones históricas de este territorio, que inciden en las trayec-torias biográficas de sus habitantes son el déficit habitacional y de infraestructura urbana, las malas condiciones de los centros de salud y las escuelas, las violencias institucionales, la falta de espacios deportivos y/o recreativos, el trabajo irregular, sin registrar y sin cobertura cuando se tiene. Algunos estudios previos en la zona con esta población demuestran cómo estas condiciones se relacionan con la expre-sión de una trama de desigualdades que se acumulan en la historia de los barrios y en las vidas de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes -de ahora en adelante NNAyJ- (Chaves, 2012, 2014; Chaves, et. al., 2016; Hernandez et. al., 2015).Casa Joven B.A. forma parte de una organización mayor: la Obra del Padre Caja-de. En 1984 el cura Carlos Cajade funda el Hogar de la Madre Tres Veces Admirable: un hogar convivencial para niños/as en situación de calle que proponía un modelo novedoso de intervención en políticas para las niñeces y se alejaba de las fórmulas represivas vigentes (Morosi, 2016). Con el correr de los años se crearon cuatro cen-tros comunitarios (Casa de los Niños Madre del Pueblo, Casa de los Bebés, Casa Jo-ven B.A. y Chispita) y varios emprendimientos socio-productivos (Imprenta Grafitos, Revista y programa de radio La Pulseada, la panadería Don Pepe, el productivo textil Manos a la Obra, etc.). La casita joven (como la nombran en el barrio) es un espacio que ofrece talleres diarios de oficios, recreación y educativos donde los NNAyJ son los protagonistas. Algunos de los objetivos que ordenan la praxis de este centro comunitario son: pro-mover y efectivizar los derechos de NNAyJ buscando fortalecer el cumplimiento de la Ley de Promoción y Protección de sus derechos1; acompañar sus trayectorias y 1 .  La Ley 26.061 derogó en el año 2005 a la vieja Ley de Patronato de menores 10.093 del año 1919, generó un conjunto de reformas legislativas amplias y estableció una nueva institucionalidad. ¿Y ahora cómo hacemos?  Trabajo sociocomunitario con NNAyJ en pandemia.Chaves Mariana, Grosso Mariana, Molaro Macarena, Trebucq Camila,  Zarauza María Graciana. Casa Joven B.A., Obra del Padre Cajade, Organizaciones Chicxs del Pueblo/LECYS,  FTS, UNLP/CONICET. gracianazarauza@gmail.comM17ET3401proyectos de vida; fomentar y crear espacios de respeto, diálogo y amor;  apostar por el trabajo en red, articulando con agencias del Estado y otras organizaciones sociales y políticas.El contexto actual de pandemia trajo aparejado una transformación en la for-ma en la que se generan y motorizan instancias colectivas en Casa Joven B.A. Las desigualdades pre-existentes se acentuaron (Tilly, 2000; Reygadas, 2004) afectando aún más a las personas que viven al margen de la protección social y del mercado laboral formal. Estas desigualdades se complejizan en un contexto de crisis sanita-ria dándole sentidos diversos y también diferentes formas de vivirlo tanto a nivel singular como territorial (Menendez, 2008; Ramirez Hita, 2009; Carballeda, 2020). Al mismo tiempo, las crisis habilitan nuevas formas de participación social y de accio-nes desarrolladas colectivamente por los sujetos en la búsqueda de soluciones. En el presente escrito sistematizamos y analizamos las intervenciones que se llevaronn adelante en la organización, ese estar ahí de la práctica realizada. Nos en-marcamos en posicionamientos teóricos que proponen una ontología que reconoce al ser humano como ser colectivo, sosteniendo que es la comunidad lo que funda la individualidad y no viceversa (Dussel, 1998). Esta impronta de repensarse desde lo comunitario, se enmarca en distintas corrientes de pensamiento centradas en con-ceptualizar las prácticas sociales del cuidado (Faur, 2014; Zibecchi, 2013; De la Aldea, 2019), apuntando a revalorizar y a reconocer el saber-hacer basado en la amorosi-dad, la ternura y la escucha activa. Desde esta perspectiva, lo vincular (Riviere 1985) se establece como una dimensión central para afrontar circunstancias adversas. En este vincularse o encontrarse desde lo comunitario (lo cual implica tener en cuenta lo diverso, enriquecedor o conflictivo que pueden ser los lazos sociales), es donde se aprenden y construyen otros caminos que facilitan diseñar estrategias acordes para consolidar un mundo más igual y más digno (De la Aldea, 2019).En las páginas siguientes describimos y analizamos escenas cotidianas de Casa Joven en contexto de pandemia. El texto se compone de esta primera introducción; dos secciones donde se registra la experiencia colectiva y el impacto de la pandemia en el trabajo sociocomunitario y las conclusiones.ESCENA UNO: NADIE SE SALVA SOLO/AEn el marco de las medidas de confinamiento social las prácticas y dinámicas de trabajo se vieron afectadas poniendo en jaque el principal dispositivo de interven-ción de la organización: la presencia. Ésta implica la construcción cuerpo a cuerpo de un vínculo basado en el amor y la ternura (Freire, 1996; Riviere, 1985). Tales cir-cunstancias de confinamiento derivaron en la reformulación del saber/hacer,que estuvo atravesado por los siguientes interrogantes: ¿Qué hacer en un contexto que demanda un distanciamiento social para cuidarse y cuidar al otro/a? ¿Cómo repen-sar la participación y el trabajo socio-comunitario cuando no se puede utilizar el espacio de la organización como usualmente se hacía? ¿Cómo impactan las políticas de confinamiento en el estar ahí y en el cuerpo a cuerpo?En esta nueva reconfiguración, Casa Joven se enfocó en tareas que contribuye-402ron a efectivizar derechos vulnerados y agudización de la pobreza. Las tardes de almuerzos y meriendas se transformaron en bolsones de mercadería llevados sá-bado por medio a 70 núcleos familiares. El reparto en las casas, en tanto nueva mo-dalidad de trabajo que los invita a caminar por el barrio con una mayor regularidad que en los tiempos pre-pandémicos, permitió transformar el lugar de encuentro – que siempre había sido en mayor medida el edificio de la organización-, para poder transitar las viviendas de los/as NNJyA, vincularse con sus familias y acompañarlas en diferentes situaciones de acceso a derechos y a políticas públicas. Así, dos sábados al mes confluían varias actividades y acompañamientos. Se ar-maban equipos de trabajo conformados por educadores, adolescentes y jóvenes. La comisión de reparto, a través de los grupos de WhatsApp y tablas de Excel, or-ganizaba los itinerarios de recorrido por las casas, prestando atención a quienes les tocaba doble mercadería, entrega de tablets o fotocopias, paquetes de juegos o regalitos sorpresa de feliz cumpleaños. Además, solían andar siempre con un cuadernito a mano para anotar alguna cuestión que surgiera de las charlas con las familias. Entre las situaciones más recurrentes se podían encontrar la dificultad para acceder a alguna política social – como Tarjeta Alimentar o IFE-, o el derecho a la identidad (trámites de registro), a la educación, a la salud o a cuestiones propias de las trayectorias de vida de cada pibe/a. Durante la semana, Luján (educadora) recibía los pedidos de impresión de mate-rial escolar que luego repartían por las casas. Algunos/as pibes/as eran convocados/as por el equipo técnico – por situaciones puntuales de vulneración de derechos de NNyA- o por el espacio de pibas, maternidades y diversidades – por situaciones de violencia de género. Ambos espacios contaban con la instancia de entrevistas como uno de sus dispositivos de intervención. Estas se entendían en articulación con otros efectores estatales y barriales, entretejiendo una red de trabajo con an-claje territorial y situado (Carballeda, 2020).De esa forma, el cotidiano de la organización se fue transformando sin perder de vista la reproducción y concreción de sus postulados ético-políticos, donde la arti-culación con organismos estatales, otras organizaciones y las familias tuvo un rol central para sobrellevar las circunstancias adversas y el incremento de demandas que produjo la pandemia. ESCENA DOS: ¿TALLERES VIRTUALES? ¿BIMODALIDAD?En Casa Joven los talleres son planteados como espacios que están orientados al aprendizaje colectivo de conocimientos y la apropiación de valores que posibilitan una creación en común. Este nuevo escenario puso en jaque la forma de hacer y estar en territorio, obligando a idear otras propuestas de intervención para seguir acompañando los proyectos de vida de los/as NNAyJ. Así, los talleres buscaron nue-vas dinámicas y formas de continuar presentes sin la impronta del encuentro coti-diano que los caracterizaba. En el marco del taller de música, jóvenes como Daniela - que ya estaban inmersos en el proceso de aprendizaje de un instrumento musical-  transmitieron su deseo 403de continuar. Daniela tiene 14 años y está aprendiendo a tocar el bajo. El comienzo del confinamiento social imposibilitó la continuación de los encuentros en la organi-zación, lo cual implicó una interrupción en su aprendizaje. Desde la organización, se le acercó el bajo y se pautó horarios de clases sincrónicas a través de videollamadas de Whatsapp. Para ello, Daniela necesitaba que la mamá le preste su celular y tras-ladarse a la casa de su tía para acceder al wifi, así no gastaba todo el paquete de da-tos móviles con el que contaba su familia. Los datos, durante la pandemia, también son el medio para acceder a la escuela y así efectivizar su derecho a la educación.Como vemos en esta situación el aprendizaje en modalidad virtual implica tener los recursos tecnológicos necesarios para conectarse en el encuentro sincrónico o poder descargarse los videos que les compartían los/as talleristas. Estas herra-mientas no abundan en los sectores más pobres, lo cual pone en evidencia la acu-mulación de desventajas (Saraví, 2015) que atraviesan. Con el paso de los meses, las estrategias fueron mutando de videollamadas a videos grabados y vuelta a las clases sincrónicas en función de las demandas y lo que fuera más efectivo para sostener esta modalidad. Cabe aclarar que los/as jóvenes que concurrían al taller son más que la cantidad de instrumentos musicales disponibles, es por esto que se implementó un sistema rotativo para que todos/as puedan tener una instancia de formación aún en este contexto.CONCLUSIONESLa pandemia de COVID-19 puso en agenda, nuevamente, los debates vinculados a las desigualdades, la redistribución y la justicia social, ya que las condiciones que existían en el sistema económico-social capitalista se acentuaron en este contexto. Las experiencias relatadas permitieron evidenciar que la apuesta comunitaria es la que permitió repensar y llevar adelante prácticas alternativas de construcción y reproducción social, donde priman el cuidado y la conformación de lazos solidarios y comunitarios. La organización comunitaria se constituyó como una posible estra-tegia entre los diversos actores que transitan la organización. Esta labor cotidiana tiene también como premisa reconfigurar simbólicamente la noción de familia he-gemónica para empezar a concebir a las prácticas de cuidado y crianza como una acción conjunta que se realiza en un medio familiar comunitario. Este medio está conformado por redes territoriales donde se vinculan y articulan los/as NNJyA, sus familias, las organizaciones sociales y las instituciones estatales. Las respuestas diseñadas se basaron desde la planificación de una red de prés-tamo de instrumentos entre los/as jóvenes, hasta la posibilidad de pedir prestadas herramientas tecnológicas a educadores y vecinos para poder acceder a las clases. Creemos que estas interesantes apuestas comunitarias desplazan el foco de las so-luciones individuales hacia la concreción de estrategias colectivas reparadoras. Las propuestas culturales, recreativas y educativas que sostienen en Casa Joven B.A. se enmarcan en una experiencia de lo común que intenta disputar la forma jerárquica y desigual en que el orden social es organizado, intentando suspender el carácter restringido del acceso al mundo de los signos y bienes culturales. 404La política requiere el desarrollo de prácticas que se encuentren guiadas por la suposición de igualdad y el intento de verificar esta suposición. Desde esta perspec-tiva, la experiencia de lo común hace referencia a las formas en que la política se vincula con la noción de igualdad y permite la apertura cotidiana de una contienda sobre los repartos desiguales. Lo comunitario es una forma de habitar el mundo desde una perspectiva que cuestiona las lógicas individualistas y meritocráticas do-minantes configurando así resistencias creadoras de otro mundo posible.BIBLIOGRAFÍA• Barriach, Candela, Mariana Grosso, Macarena Molaro, Camila Trebucq y María Graciana Zarauza (2020). “Una familia aguanta más de un temporal: reflexiones en torno a lo colectivo a partir del trabajo socio-comunitario en Casa Joven B. A.” En Entredichos. Intervenciones y Debates en Trabajo Social¸ 9. FTS, UNLP.. Disponible en: http://entredichos.trabajosocial.unlp.edu.ar/2020/09/22/dossier-n9-ponien-do-en-valor-lo-colectivo/ • Barriach, Candela, Mariana Chaves, Federico González, Macarena Molaro, Juan Osacar, Milagros Poratto, Camila Trebucq y Graciana Zarauza. 2020 (en prensa). “Ex-periencias de lo común en el trabajo sociocomunitario con jóvenes: dispositivo Casa Joven B.A.”. En Pinedo, J. (Dir.). (2020) Andamios. Serie Experiencias. La Plata: Fahce, UNLP.• Carballeda, Alfredo. 2020. “Apuntes sobre la intervención del Trabajo Social en tiempos de Pandemia de Covid-19”.  Revista Margen• Chaves, Mariana. 2014. “Haciendo trámites con los pibes y las familias: barreras de acceso y micropolíticas públicas”. Escenarios 14(21): 15-23.• Chaves Mariana, Fuentes Sebastián Gerardo y Vecino Luisa. 2016. Experiencias juveniles de la desigualdad. Fronteras y merecimientos en sectores populares, medios altos y altos. Buenos Aires: Grupo Editor Universitario. • De la Aldea, Elena. 2019. Los cuidados en tiempos de descuido. Santiago: LOM• Dussel, Enrique. 1998. Ética de la Liberación en la Edad de la Globalización y Ex-clusión. México: UNAM. F.C.E. • Faur, Eleonor. 2014. El cuidado infantil en el siglo XXI. Mujeres malabaristas en una sociedad desigual. Buenos Aires, Siglo XXI. • Freire, Paulo. 1996. Pedagogía de la autonomía . Buenos Aires: Siglo XXI.• Hernandez Celeste, Cingolani Josefina y Chaves Mariana. 2015. “Espacios con edades: el barrio y la pobreza desde los niños/as y jóvenes”. En Chaves y Segura (coord) Hacerse un lugar. Prácticas, circuitos y trayectorias juveniles en ámbitos urba-nos. Buenos Aires: Biblos.• Jara, Umberto. 2015. “La sistematización de experiencias produce un conoci-miento crítico, dialógico, transformador”. Reflexiones pedagógicas 55: 33-39.• Menendez, Eduardo. 2008. “Epidemiología sociocultural: propuestas y posibili-dades.” Región y sociedad 20: 5-50.• Morosi, Pablo. 2016. Padre Cajade. El santo de los pibes de la calle. Buenos Aires: Marea.405• Pichon Rivière, Enrique. 1985. Teoría del vínculo. Buenos Aires: Nueva Visión.• Ramírez Hita, Susana. 2009. “La contribución del método etnográfico en el re-gistro del dato epidemiológico. Epidemiología sociocultural indígena quechua de la ciudad de Potosí”. 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¿Y ahora cómo hacemos? Trabajo sociocomunitario con NNAyJ en pandemia

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