El clima de intolerancia y persecución se había incrementado durante el último tramo del gobierno de Isabel Perón y configuró la antesala del período que se inauguró en el 76, en el que la censura y el terror alcanzaron su máxima expresión, afectando la vida cotidiana de los educadores, intelectuales y académicos a través de diversos dispositivos de vigilancia y amenaza.
[Extraído del texto a modo de resumen]Trabajo presentado en el Panel 8: Producciones, encuentros y conflictos entre saberesFacultad de Humanidades y Ciencias de la EducaciónSociedad Argentina de Historia de la Educación (SAHE