Villacrés Moscoso, Jorge W.

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Revista Universidad de Guayaquil

REVISTA DE L A  UNIVERSIDAD DE G U A YA Q U ILEL PADRE JU A N  B AU TISTA  A G U IR R E ,U N  HOMBRE E X TR A O R D IN A R IO .-S U  E P O C A -*Dr. J o r g e  W. V illacrés M oscoso  *  *En este año, la conmemoración del bicentenario de la muerte en Tivoli, del ilustre dauleño, Padre Juan Bautista Agui- rre, destacado miembro de la Compañía de Jesús, en lo  que fue la Audiencia de Quito, constituye motivo de recordación, al mismo tiempo, de honda reflexión, si tenemos en consideración sus excepcionales cualidades de teólogo, filósofo, científico y li­terato, que hacen de él, el más extraordinario quiteño del siglo X V III, en plena época colonial y que hoy, com o herederos de la Presidencia de Quito, nos podemos enorgullecer de su figura, co­mo la vamos a describir.Nació en la población de Daule el 11 de Abril de 1725 y después de sus primeros estudios fue a Quito e ingresó en el N o ­viciado de los Jesuítas y, luego de ordenado, obtuvo las cátedras de Teología y Filosofía en la Universidad de San Gregorio, en la ciudad capital.*  C onferen cia  d ictada en  e l P aran in fo d e  la Casona Universitaria e l d ía  15 deJu n io  d e  1.986.* *  D ocen te d e  la Facu ltad  d e  F ilo so fía , U niversidad d e  G uayaquil.-  173 -REVISTA DE L A  UNIVERSIDAD DE G U A YA Q U ILEn su persona, se destacaba un espíritu amplio, decidido por superarse cada vez y, lo  que es más, su humildad, lo que lo ­gró conquistar de inmediato a sus interlocutores en sus entrevis­tas y conversaciones y en las que derramaba sapiencia pero sin ostentación ni alarde.Su obra vastísima, extraordinaria, fue el fruto de sus traba­jos de cátedra y de investigación, que consagran sus catorce li­bros, que se encuentran escritos en latín y castellano y, según sus más autorizados biógrafos, faltan de publicarse algunos so­bre Filosofía y controversias teológicas.Es célebre su obra de Física, obra escrita originalmente en latín en 1756 — 59 y publicada en su versión castellana,- reciente­mente, por el Banco Central con un estudio introductorio del Dr. Julio Terán Dutari, sacerdote jesuíta, de la que, el Dr. Pólit nos ha hecho conocer su alto valor hace pocos instantes.Igualmente, tenemos la Lógica y Metafísica, en la que su autor pone de relieve su autorizada versación en estas complejas disciplinas.Años después, el Padre Aguirre, conjuntamente con sus 77 Hermanos, jesuítas, en 1767, son expulsados de la Audiencia, como ya indicamos, por las intrigas de los enemigos de la Orden ante Carlos III, de España y, van a residir en los Estados pontifi­cios, en donde el sacerdote dauleño se destaca por su sapiencia, habiendo sido el Predicador del Papa Clemente X I I I  y Consultor de P ío  VII. Murió en Tívoli, cerca de Roma, el 15 de Junio de 1786, de 61 años de edad.Permitidme ahora, estimados asistentes a este acto, para que dedique algunos minutos a destacar en toda su magnitud la proyección científica de este sabio, como fue el Padre Juan Bau­tista Aguirre y, particularmente, las tergiversaciones que sobre su obra se han hecho atribuyendo a otras personas, lo  que fue fruto de su inteligencia-  174 -REVISTA DE L A  UNIVERSIDAD DE G U A YA Q U ILEl Padre jesuíta Oswaldo Romero Arteta, en su obra: “Los Jesuítas en el Reino de Quito” , 1962, en la página 27 de la mis­ma y con el subtítulo: “Antes que Espejo, el Padre Juan Bautis­ta Aguirre, da a conocer algunos puntos que dieron motivo a la polémica sostenida en 1960, entre el antes mencionado sacerdo­te y el Dr. Enrique Garcés, autor del libro: “Eugenio Espejo, Médico y Duende.”En ningún momento es nuestro ánimo cuestionar los méri­tos de la figura de Espejo como político, bibliotecario, médico, precursor de las ideas libertarias; pero la publicación de la obra del Padre Romero Arteta, reivindicando la gloria para su her­mano de Orden, el Padre Aguirre, en 1962, de ser uno de los primeros por no decir, el primer científico que tuvo la época colonial, puso algunos reparos a la personalidad del médico Es­pejo, al expresarse así: “Comprendo que todos cuantos han tra­tado de Espejo le hayan atribuido el haber sido en nuestra “ Obscura y pobre Colonia”, el primero en hablar de los m icro­bios; comprendo porque todos ignoraban el latín en que está el texto de Física del Padre Aguirre y no quiso decir que años an­tes, en la Universidad de San Gregorio, el Profesor de Física ya enseñaba lo que más tarde sus admiradores le iban a atribuir co­mo su genial intuición, atisbo luminoso suyo, cuando en reali­dad era repetir lo  que años antes se venía enseñando en la cáte­dra de Juan Bautista Aguirre, en la Universidad de San Gregorio.Con ese tono dogmático, pero nada crítico, con que se sue­le hablar de la Colonia, dice uno de los panegiristas de Espejo: “Espejo hablaba de la utilidad del microscopio y nuestra Facul­tad de Medicina de nuestra Universidad Central lo  adquirió casi después de casi 110 años de lo que gritaba Espejo."Falso, señor, dice el Padre Romero a su contendor, ya, en 1757, nó en 1909, como escribe Ud., tenía la Universidad de San Gregorio, que más tarde refundida con la de Santo Tomás, seria la actual Central, ya en 1757 tenía un microscopio propio-  175 -R EVISTA  DE L A  UNIVERSID AD  DE G U A YA Q U ILpues, como escribe el Padre Aguirre: “ yo mismo, gracias al per- fectísimo microscopio hecho recientemente por Juan Kuff, una y muchas veces he observado.”Termina el Padre Rom ero Arteta: “el Padre Aguirre fue acreedor a la fama que hasta la fecha a esta parte ha estado usu­fructuando Espejo."Tan pronto conocí el Folleto, el Padre Romero, entregué al distinguido m édico e historiador Dr. Mauro Madero, ya hoy, fallecido, quien escribió un artículo sobre el Padre Aguirre, res­paldando la tesis del Padre Rom ero y lo que es más, ampliando con mayores argumentos ya, de tipo científico, las ideas expues­tas por el jesuíta Romero, en un articulo que apareció ese mis­mo año en las páginas de la Revista “ Vistazo", con el títu lo de: “ Un triunfo ignorado de la Ciencia ecuatoriana."De su extenso artículo, solamente quiero, reproducir los siguientes párrafos: “En la página 87 de su texto de Física, se encuentra otra afirmación del Padre Aguirre, que posteriormen­te debiera de repetirla nuestro protomédico Eugenio Espejo, motivo por lo cual, sus biógrafos, equivocadamente le han atri­buido su paternidad natural que Aguirre la hace,cuando Espejo contaba apenas 10 años de edad, dice: "Toda enfermedad y pes­te tiene com o causa única los malignos vermículos, es decir, los malignos gusanillos, que se ven por el m icroscopio."El Dr. Mauro Madero Moreira, en su magnifico artículo, igualmente, destaca que el primer microscopio en lo que hoy es territorio ecuatoriano, ya existió en la época del Padre Agui­rre y que lo utilizó en la Universidad de San Gregorio y era del tipo ideado por Juan K u ff y fabricado en Londres por Pyefinch, en 1750 o sea, siete años antes de escribir el Padre Aguirre su obra"  y que fue el que trajo la Universidad quiteña San Grego­rio  a mediados del siglo X V II I  y, el mismo que en 1757 utiliza­ba el Padre Aguirre, y nó, como sostienen algunos médicos his­toriadores como el Dr. Virgilio Paredes Borja, que, los primeros en utilizar el microscopio en el Ecuador fueron los doctores-  176REVISTA DE LA  UNIVERSID AD  DE G U A YA Q U ILGayraud y Domec en 1875 mientras que el Dr. Luis León afir­ma a su vez, que el microscopio fue introducido a principios del siglo X IX , en 1802, por el sabio Francisco José de Caldas, frente a los cuales el Dr. Madero sostiene que el primer microscopio fue el que lo usó el Padre Aguirre.Pero, además de esta tremenda injusticia de la que ha sido objeto el Padre Aguirre y de la que sólo lo han defendido sus Hermanos de la Compañía de Jesús debo, en honor a la verdad y en homenaje a este esclarecido dauleño, denunciar otra no me­nos incalificable discriminación que se le ha hecho ahora, de su obra literaria al Padre Aguirre, si tomamos en nuestras manos la obra de Juan León Mera, en su “ Ojeada Histórico -  Crítica de la Poesía Ecuatoriana", en 1868 en donde se reproduce los peo­res versos de Aguirre con la malévola idea de subestimarlo, ha­ciéndolo pasar como un versificador mediocre, víctima posible­mente de este enfermizo regionalismo, que hasta hoy perdura y que amenaza destruir la unidad nacional para desgracia nuestra.Fue un extranjero, el Dr. Juan María Gutiérrez, argentino, quien, víctima de la dictadura de Rosas, salió al exilio y  en Chi­le, en 1846, publicó en Valparaíso: su “América Poética", que significó un esfuerzo en recopilar a más de 53 poetas america­nos.Libre de estos prejuicios internos, Gutiérrez efectúa el des­cubrimiento de la producción literaria del Padre Aguirre, ya que efectúa un viaje exprofeso a Guayaquil donde residía su herma­no Juan Antonio y ambos, efectuaron un viaje exprofeso a la población natal de Aguirre y, rescataron los manuscritos desco­nocidos hasta ese instante y a riesgo de perderlos; y, la obra del Dr. Gutiérrez se difundió ampliamente en América y en Europa y, la personalidad literaria del Padre Aguirre se la conoce en to­da su dimensión fuera de las fronteras patrias, libre de egoísmos y de discriminaciones, sólo por el hecho de haber tenido como cuna una modesta población.-  177 -R E VISTA  DE L A  UNIVERSIDAD DE G U AYAQ U ILEn Buenos Aires, en su Biblioteca, existe una Sección dedi­cada a mantener los manuscritos y libros dejados por el Dr. Gu­tiérrez, que, dígase de paso, ocupó importantes cargos públicos en su patria después de la dictadura de Rosas, como la de Rec­tor de la Universidad de Buenos Aires y Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina.Su hermano, Juan Antonio, que se avecindó en Guayaquil, fue un rico comerciante que también tuvo un noble gesto para el Dr. Manuel Villavicencio, a quien le sufragó los gastos de via­je, permanencia en Nueva York, para que publicara su célebre Goegrafía del Ecuador, gastos de edición, que corrieron a cargo igualmente, de Gutiérrez, pero con la condición de que el Dr. Villavicencio no divulgara quien le había costeado esta empresa.Fue, posteriormente, el diplomático ecuatoriano don Gon­zalo Zaldumbide, quien, en su trajinar por América, encontró las obras de Gutiérrez, en la Argentina y la amplia divulgación de su obra poética, en 1918, considerándolo el menor poeta del siglo X V III, en plena época colonial.A l in icio de la presente disertación, dije que, debemos re­cordar y reflexionar sobre el Padre Aguirre y, en este instante, nos compete reflexionar, que en el pasado, se ha distorsionado y mutilado nuestra Historia com o en el caso de nuestro homena­jeado, despojándole de sus cualidades por sólo el hecho de haber sido un religioso, al mismo tiempo que tuvo su origen muy mo­desto, en una población com o Daule y lo  que es más, por haber exaltado a Guayaquil, en sus versos, a la inversa que hizo con Quito, faltas capitales para que su nombre y apellidos quedaran olvidados y  hasta ignorados en la historia siglo y medio.Honda reflexión debe constitu t a los ecuatorianos, que he­chos históricos trascendentales, ocurridos en provincias, canto­nes, parroquias, se los trate de minimizar en contraste con los sucedidos en la Capital, sin darse cuenta que lo  ocurrido en cual­quiera parte del territorio nacional, que es única e inseparable,-  178 -REVISTA  DE L A  UNIVERSID AD  DE G U A Y A Q U ILes un hecho o acto que debe orgullecemos a los ecuatorianos de cualquier región de la Patria.Lamentablemente esta discriminación de hechos y hom­bres sigue vigente en el Ecuador, com o hemos señalado en el ca­so del Padre Aguirre y lo que es peor un Congreso Nacional es­tuvo por eliminar del Calendario Cívico, el 9 de Octubre de 1820, o lo que está sucediendo en estos días, desconocer que los primeros trabajos de los geodestas franceses que llegaron en 1736, a la Audiencia de Quito, se efectuaron en la Provincia de Manabí, desconociendo a este rincón de la Patria, por ser una simple provincia, y acaparando todos los acontecimientos para la Capital, así como exaltando exclusivamente a personalidades de ese origen, y lo que es más curioso, poniendo en sus labios, lo  que otros fueron sus legítimos autores.Esto es adulterar la verdad, por interferencia de intereses centralistas, usurpadores y lo que es más, con pasión malsana, deja de ser historia y pasa a convertirse en esa antihistoria de la que está plagada la extensa bibliografía ecuatoriana.Eso es hacer antihistoria, que constituye mutilar, tergiver­sar la historia, que es delito de lesa Patria, que en lugar de inte­grar la nacionalidad, desintegra, llevándola por el sendero esca­broso y fatal de la disolución.Para evitar que el colapso ocurra, la Universidad de Guaya­quil, con su Comisión Permanente de Patrimonio Cultural, se encuentra empeñada desde hace algunos años en revisar la histo­ria, depurándola de tantos errores, que parecían verdades, por el engaño de una reiteración vestida con el ropaje de la verbosidad grandilocuente.Estamos enpeñados en rescatar acontecimientos y  hom­bres, para la unidad nacional, en todo lo  largo y ancho del terri­torio ecuatoriano, sin localismos, ni mucho menos acaparamien­tos capitalinos absurdos, en desmedro de la región, provincia,-  179 -REVISTA DE L A  UNIVERSIDAD DE G U A YA Q U ILcantón, etc. en donde ocurrió el acontecimiento, integrando la unidad nacional, sin grandes frases, sin hipérboles, sin figuras ni tropos,porque hasta del lenguaje sobrio del análisis histórico, co ­m o hemos hecho en esta noche, con la personalidad del esclare­cido jesuíta Padre Aguirre, el poeta, filósofo, teólogo y científi­co extraordinario, que tuvo la Audiencia de Quito, en la época colonial.

El padre Juan Bautista Aguirre, un hombre extraordinario -su época-

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El padre Juan Bautista Aguirre, un hombre extraordinario -su época-

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