Gibert, Rafael

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NOTAS Do.mingo de Soto vuelve a las Sentencias !Para la historia de la cultura, y para toda la historia, aquello que ocu­rre en la Teología es sustantivamente lo más importante. Pues en esta ciencia -lo es como la mecánica, decía Newman- se dan los ¡plantea­mientos más agudos y los últimos desenlaces de todas las demás cuestiones. La vigencia, a traV1é1s de cinco siglos, de los Cuatro Libros de las Sen­tencias de Pedro Lombardo es tema central de la historia de Europa. En ese tiempo ha sido la obra clásica, permanente, escolar; ha representado �l nivel común y elevado de la formación teológica y se encuentra como fondo y nervio de obras eminentes y originales. Santo Tomás, maestro en la Suma, ha hecho también su aprendizaje en la lectura, análisis y comen­tario de las Sentencias ; sólo para abordar su gran obra personal, que des­bordaba el marco tradicional, ha interrumpido la reelaboración de sus Co­mentarios. Nuestra época,. diametralmente opuesta, está poco preparada _para comprender este rasgo de la inteligencia medieval ; su disciplina, su continuidad y también su vigor y su originalidad verdadera. Nada es me­nos exacto que la cultura medieval, por desenvolverse a partir de un texto autorizado, por unos cauces ordenados y precisos, haya sido pacífica e in­móvil. La historia del pensamiento medieval es una historia dinámica, in­tensa y, sobre todo, atrevida. En el momento de su a¡parición (II54) las Sentencias son la síntesis ac­tiva de dos direcciones teológicas contemporáneas: una tradicional, apo­yada en los textos sagrados y en los Santos !Padres y apegada a ellos, y otra r,evolucionaria, de elaboración racional y constructiva. Lombardo, (IIoo­II6o), discípulo de Hugo de San Víctor (ro96-II4r) y de !Pedro A:belardo ,(ro79-II42) -el tradicionalista es el más joven, y poco mayor que su dis­.dpulo- ha acertado a realizar una amalgama solidísima, resistente, du­radera ; es el rasgo esencial de esta obra única. !Pues si la calidad de las Sentencias no es toda igual ---aeomo en todas las obras que valen la pena� y fue pardalmente SU[)erada en la misma Edad Media -como todas las ,obras grandes y fecundas lo son-, no sólo esa edad, sino también la Edad Moderna ha vivido intelectualmente junto a las Sentencias, alimentadas por otras muchas fuentes, pero sin abandonar nunca la primera, incluso -L_ 374 ANALES DE LA CÁTEDRA FRANCISCO SUÁREZ, S. Í• cuando los autores no era:ti conscientes de ello. Pues esta es la condición. de las obras magistrales, y también de los maestros, el estar sin parecerlo, el estar en silencio. La literatura de comentarios a las Sentencias encierra un gran valor· y merece un estudio detenido. Como dice Glorieux a este propósito, el co­mentario a un libro completo, total y sistemático, obliga a un autor a. plantearse todas las cuestiones; se las plantea, además, normalmente, en un momento determinado de su formación. No sólo interesan las obras-. señeras y las grandes personalidades, síno igualmente la profusa literatura anónima, de la cual ha mostrado tanta variedad y riqueza el espléndido-. catálogo de Stegmüller. Domingo de Soto (1494-1560), estudioso de Artes, profesor de Filosofía, cat,edrático de Vísperas de Teología en Salamanca desde 1532 y de !Prima desde 1552, es conocido sobre todo por su destacada actuación en el Con­cilio de Trento, como teólogo del Emperador. (En la Revue Thomiste de 1906, cfr. VIEL, sobre Soto en Trento). Fundamentalmente, Soto ha sido un profesor, aunque, requerido por muchos asuntos públicos, haya interrumpido varias veces su enseñanza. Y hasta un profesor algo oscurecido, como cumple a uno verdadero. Aque­llas actuaciones en el ,concilio no han pasado sin dejar una huella muy prafunda en su actividad intelectual. Domingo de Soto ha vivido la expe­riencia de la Reforma protestante en el campo teológico y en el campo europeo, y no es posible saber nada de lo que un hombre ha pensado si no se sabe antes lo que ese hombre ha vivido. Esta experiencia es un dato de sumo interés para valorar su posición en la historia de la cultura. !Por ejemplo, su hermano de hábito y antecesor en la cátedra, Francisco de Vitoria, no ha conocido de cerca la Reforma; . es, también, · literalmente y radicalmente, anterior a Trento. Vitoria tuvo la cátedra de Prima de Teología en Salamanca durante veinte años (1526 a 1546). Vitoria regentó esa cáf.edra a lo innovador. [)e él procede, en la Universidad de Salamanca, una práctica traída de París y que es muy significativa : la de que los estudiantes tomen apuntes de las explicaciones del profesor. !Práctica que, por lo demás, tan escaso en­tusiasmo despierta hoy en la juventud. Esto quiere decir que entonces la. enseñanza personal y original empezó a adquirir un mayor relieve y ,gus­taba más. Dos elementos constituyen la ensefianza en la época y quizá siempre : el texto y el comentario. El comentario era en Vitoria lo princi-­pal. El texto es más bien un pretexto y un adorno. Quizá no sea ajeno a. este dejar su obra en los apuntes de clase, cierta indolencia que él severo Vives encontró en Vitoria, indolencia de talentudo. A Vitoria le ha sucedido, en 1546, un discípulo suyo, Mel-chor Cano. Y a éste, Domingo de Soto, quien, más viejo que Cano, en la misma uni­versidad había explicado Vísperas durante veinte años. Si nos fijamos en_. -DOMINGO DE SOTO VUELVE A LAS SENTENCIAS 375 las fechas, Soto no es en realidad un sucesor de Vitoria, sino casi un con­temporáneo, y durante catorce años un colega suyo, si bien en un grado inferior, rasgo jerárquico de la Universidad antigua no bastante aprecia­do. Según los biógrafos, Soto únicamente cedía en fama entre los estu­diantes al pro¡pio Vitoria. Si no me equivoco, con su soHdez y su compe­tencia ( C<qui scit Sotum scit totum>>), ha configurado más existencia histó­rica que Vitoria, el Re1lámpago. Soto r•ealizó sus estudios de Teología en !París. En su época se mantenía allí con rigor la lectura escolar de las Sentencias. Vuelto a España, se ha encargado de la cátedra de Vísperas. El reglamento de Salamanca imponía asimismo la lectura de Pedro Lombardo. A Francisco de Vitoria se debe la innovación de abandonar el texto de las Sentencias y utilizar, en su lu­gar, el texto de Santo Tomás. La Universidad resistió tenazmente esta no­vedad. Actos del claustro universitario mantuvieron el uso tradicional, pero la personalidad de Vitoria se impuso. No obstante, en la cátedra de Vís­peras, Soto continúa explicando por las Sentencias, pues la reforma no se extendió a su cátedra. A diferencia de Vitoria, Soto es un profesor cuidadoso, y acaba su obra. El primer volumen de su comentario a las Sentencias aparece en Salamanca en 1557, el segundo en 1560, el año de su muerte. En la his­toria de los antiguos maestros el Comentario de las Sentencias ocupa el lugar de su aprendizaje y de su primer profesorado. Generalmente, cuan­do el maestro no llegaba a más, ya viejo retocaba su comentario. En Soto, habiendo Uegado, ,el Comentario vuelve a aparecer en el momento de S"L� plenitud de la cátedra de !Prima. Nos dice en el prólogo, cómo había que­rido escribir el comentario de las Sentencias desde el primer libro. Las ocupaciones y principalmente su gran obra de madurez, De Iustitia etJure, se lo han retardado. Que a este proyecto antiguo haya dedicado sns últimos esfuerzos, tiene, a nuestro modo de ver, una significación no ac­cidental. Limítase al libro IV, preferido de los canonistas; también el más estudiado por Soto. Cuando el Comentario es reimpreso en 1569 y 1598 en Venecia, se da noticia del aprecio en que la obra era tenida ; causa de su reimpresión (lo fue hasta treinta y dos veces) es que no llegaban suficientes ejemplares de España. También esto es una tradición. Soto y su escuela representan el punto más alto y universal alcanzaclo por el pensamiento español. El pensamiento eu11opeo del Barroco -en él, nos ha enseñado Dawson, España es el centro- se inicia con un repliegue arcaizante, y también con una militar vuelta a las bases. El viejo profesor Domingo de Soto, volviendo a las Sentencias y reelaborando su comenta­rio, entre la celebración del Concilio de Trento (1545-1563), es un hombre y un símbolo. R. GIBERT .. .. 

Domingo de Soto vuelve a las Sentencias

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