Sobre Ciência, ciclos desinformativos e fake news: rupturas possíveis

Abstract

La ciencia tuvo un impacto significativo para la comprensión del escenario de lapandemia de COVID-19, declarada oficialmente en diciembre de 2019: el coronavirus fuesecuenciado genéticamente solo 2 semanas después de la evidencia en China, se certificaroncomo efectivas medidas sanitarias simples para la contención del virus (higiene de manos,distanciamiento social, uso de barbijo, ventilación de los ambientes) y las vacunas sedesarrollaron en menos de 1,5 años después del inicio de la pandemia. Sin embargo, larápida consolidación del conocimiento científico no fue un factor determinante para ampliarla capacidad del Estado y de la sociedad para mantener la coherencia sobre las estrategiasefectivas para contener la enfermedad. De hecho, la desinformación (falta de información) y las noticias falsasque se crearon (fake news), a menudo, sustituyeron los logros de la ciencia.Está comprobado que las fake news se difunden un 70% más rápido que las noticias reales(1). Estoimplica que mientras que una publicación real llega, en promedio, a mil personas, las publicaciones falsas máspopulares tienen un alcance de entre mil y cien mil personas. La exposición frecuente a la desinformación y alas fake news es peligrosa, dado que la repetición aumenta la confianza en la información falsa. Particularmentedurante la pandemia, la propagación de mitos, métodos de prevención ineficaces y curas milagrosas causaronmuertes evitables(2), simplemente por inducir a la población a tomar decisiones equivocadas. Un estudioreciente descubrió que la confianza en las noticias de las redes sociales contribuyó a una mayor creencia enlos mitos e información falsa sobre el COVID-19, lo que a su vez contribuyó a que se implantaran prácticas depublicación en las redes sociales menos críticas, exacerbando la pandemia de desinformación y manteniendo el ciclo desinformativo(3). Por ende, no se trata solo de informar; también es necesario garantizar que las personasestén informadas para actuar de manera adecuada.En su libro clásico “El mundo y sus demonios: la ciencia como una luz en la oscuridad”, el físico Carl Sagan describió,de manera brillante, una tesis para combatir las fake news, pero no con el tono de un profesor, sino estimulando elpensamiento crítico de los legos para reconocer los argumentos fraudulentos, utilizando la ciencia como herramientaorgánica de supervivencia en la sociedad(4). No es casualidad que sea considerado uno de los mayores divulgadoresde la ciencia de todos los tiempos. Según Sagan, la ciencia solo tiene sentido si se comparte como una forma deinstrucción y este sería el primer paso para romper el ciclo de la desinformación. Sin embargo, datos recientes muestranque aún queda mucho por hacer: los brasileños no están seguros de los beneficios que podría traer el desarrollo dela ciencia(5). En otras palabras: la ciencia no forma parte de la vida cotidiana de la población, lo que hace que seainalcanzable, y choque con los estándares culturales de muchos brasileños. A su vez, esta incredulidad en la cienciaabre brechas donde la negación de todo se convierte en una opción, creando un terreno fértil para la difusión denoticias sin fundamento, generando miedo, ansiedad y otro tipo de enfermedades emocionales, agravando aún másla pandemia de COVID-19.Si bien las prácticas actuales de comunicación científica han renovado las transformaciones sociales que la cienciaviene protagonizando, es evidente que uno de los principales desafíos de la pandemia es de carácter comunicativo.Sin embargo, el esfuerzo de la comunidad académica por establecer una comunicación clara con la sociedad ha sidonotable durante la pandemia de coronavirus. En definitiva, si antes estas actividades las llevaban a cabo generalmentelos periodistas de periódicos y revistas, hoy, en el contexto actual, el puesto de comunicador científico también loocupan, en gran medida, los científicos en diferentes medios. El gran desafío es mantener esta dinámica en el escenariopospandémico.La comunicación científica es capaz de cambiar comportamientos, aumentar la confianza de la comunidad noespecializada en la investigación científica e influir en la toma de decisiones en diversas áreas. La reformulación dellenguaje y la formación de comunicadores científicos es un paso fundamental para romper el ciclo de la desinformación,lo que podría contribuir a reducir la brecha comunicativa entre ciencia y sociedad. Por lo tanto, hacer que la informaciónsobre la investigación sea accesible se torna tan importante como desarrollarla.Science exerted a significant impact on the understanding of the COVID-19 pandemicscenario, officially declared in December 2019: the coronavirus was genetically sequencedonly 2 weeks after evidence was found in China, simple sanitary measures were certified aseffective for containment of the virus (hand hygiene, social distancing, use of masks, roomventilation) and vaccines were developed less than 1.5 years after the beginning of thepandemic. However, the rapid consolidation of the scientific knowledge was not a determiningfactor to expand the capacity of the State and of society to maintain coherence aroundeffective strategies to contain the disease. In fact, misinformation (lack of information)and the fake news created have often supplanted the achievements of Science.It is well established that fake news spreads 70% faster than real news(1). This implies that, while a realpost reaches a mean of 1,000 people, the most popular fake posts reach from 1,000 to 100,000 individuals.Frequent exposure to misinformation and fake news is dangerous, as repetition increases reliance on falseinformation. Particularly during the pandemic, the dissemination of myths, ineffective prevention methods andmiracle cures caused preventable deaths(2), simply by inducing the population to make wrong choices. A recentstudy concluded that reliance on social media news contributed to increased belief in COVID-19 myths andmisinformation, which in turn contributed to less critical posting practices in the social media, exacerbatingthe misinformation pandemic and maintaining a disinformation cycle(3). Therefore, informing is not sufficient;it is also necessary to ensure that people are informed to act in a proper way. In his classic book entitled “The Demon-Haunted World: Science as a Candle in the Dark”, physicist Carl Saganbrilliantly described a thesis to fight against fake news - not in a professorial tone, but stimulating lay people’s criticalthinking to recognize fraudulent arguments, using Science as an organic survival tool in society(4). It is not surprisingthat he is considered one of the greatest Science popularizers of all times. According to Sagan, Science only makessense if it is shared as a form of instruction and this would be the first step to break the disinformation cycle. However,recent data show that there is still a lot to be done: Brazilians are not confident in relation to which benefits could bebrought by Science development(5). In other words: Science is not perceived in people’s daily lives, contributing tomaking it unattainable, clashing with the cultural standards to which many Brazilians belong. In turn, this disbelief inScience creates gaps where denial of everything becomes an option, providing fertile soil for the spread of ungroundednews, generating fear, anxiety and other types of emotional illness, further aggravating the COVID-19 pandemic.Although the current scientific communication practices have implemented a new glow into the social transformationsthat Science has been leading, it is clear that one of the main challenges of the pandemic is of a communicative nature.However, the effort by the academic community to establish clear communication with society has been remarkablein coronavirus times. Ultimately, if these activities used to be carried out predominantly by journalists in newspapersand magazines, today, in the current context, the position of Science communicator is also significantly occupiedby scientists in the different media. The main challenge is to maintain this dynamic in the post-pandemic scenario.Science communication is capable of changing behaviors, increasing reliance of the non-specialized communityon scientific research and influencing decision-making in the most diverse areas. Language reformulation and trainingof scientific communicators are fundamental steps towards breaking the disinformation cycle, which could contributeto reducing the communication gap between Science and Society. Thus, making information about research studiesaccessible becomes as important as developing them.A Ciência teve impacto significativo no entendimento do cenário da pandemia deCOVID-19, oficialmente declarada em dezembro de 2019: o coronavírus foi sequenciadogeneticamente apenas 2 semanas após evidências na China, medidas sanitárias simplesforam atestadas como eficazes para a contenção do vírus (higiene das mãos, distanciamentosocial, uso de máscaras, ventilação de ambientes) e as vacinas foram desenvolvidas emmenos de 1 ano e meio do início da pandemia. Entretanto, a rápida consolidação dosconhecimentos científicos não foi fator determinante para ampliar a capacidade do estadoe da sociedade em manter a coerência em torno de estratégias eficazes para conter adoença. De fato, a desinformação (falta de informação) e as notícias falsas criadas (fake news) suplantaram,em muitos momentos, as conquistas da Ciência.É bem estabelecido que as fake news se espalham 70% mais rápido que notícias verdadeiras(1). Issoimplica dizer que enquanto uma postagem verdadeira atinge, em média, mil pessoas, as postagens falsas maispopulares atingem de mil a 100 mil pessoas. A exposição frequente à desinformação e fake news é perigosa,pois a repetição aumenta a confiança na informação falsa. Particularmente durante a pandemia, a disseminaçãode mitos, métodos de prevenção ineficazes e curas milagrosas causaram mortes evitáveis(2), simplesmentepor induzir a população a escolhas equivocadas. Um estudo recente concluiu que a confiança nas notícias dasmídias sociais contribuiu para aumentar a crença nos mitos e informações falsas da COVID-19, o que, porsua vez, contribuiu para práticas de postagem nas mídias sociais menos críticas, exacerbando a pandemia da desinformação e mantendo o ciclo desinformativo(3). Portanto, não se trata apenas de informar; é também necessáriogarantir que as pessoas sejam informadas para agir de maneira adequada.Em seu clássico livro “O mundo assombrado pelos demônios: a Ciência vista como uma vela no escuro”, o físicoCarl Sagan descreveu, de modo brilhante, uma tese para combater as fake news - não em tom professoral, mas simestimulando o pensamento crítico de leigos para reconhecer argumentos fraudulentos, utilizando a Ciência como umaferramenta orgânica de sobrevivência na sociedade(4). Não é à toa que ele é considerado um dos maiores divulgadorescientíficos de todos os tempos. Segundo Sagan, a Ciência só faz sentido se for compartilhada como forma de instruçãoe esse seria o primeiro passo para romper o ciclo da desinformação. Entretanto, dados recentes mostram que ainda hámuito o que ser feito: os brasileiros não se mostram confiantes em relação a quais benefícios poderiam ser trazidos pelodesenvolvimento da Ciência(5). Em outras palavras: a Ciência não é percebida no cotidiano das pessoas, contribuindopara torná-la inatingível, destoando dos padrões culturais nos quais muitos brasileiros se inserem. Por sua vez, essadescrença na Ciência cria lacunas onde a negação de tudo torna-se uma opção, propiciando um terreno fértil paraa propagação de notícias sem fundamento, gerando medo, ansiedade e outros tipos de adoecimento emocional,agravando ainda mais a pandemia de COVID-19.Apesar das práticas de comunicação científica atuais terem implementado um novo brilho às transformaçõessociais que a Ciência vem protagonizando, fica claro que um dos principais desafios da pandemia é de naturezacomunicativa. Porém, o esforço da comunidade acadêmica para o estabelecimento de uma comunicação clara coma sociedade tem sido marcante durante os tempos do coronavírus. Afinal, se antes essas atividades eram realizadaspredominantemente por jornalistas em jornais e revistas, hoje, no contexto atual, a posição de comunicador de ciênciapassa a ser ocupada expressivamente também por cientistas nas diferentes mídias. O grande desafio é manter essadinâmica no cenário pós-pandêmico.A comunicação da Ciência é capaz de mudar comportamento, aumentando a confiança da comunidade nãoespecializada na pesquisa científica e influenciando tomadas de decisão nas mais diversas áreas. A reformulação dalinguagem e a formação de comunicadores científicos é um passo fundamental para a ruptura do ciclo desinformativo,o que poderia contribuir para uma diminuição da lacuna comunicacional entre Ciência e Sociedade. Assim, tornaracessíveis as informações sobre pesquisas torna-se tão importante quanto desenvolvê-las

    Similar works