Importancia del electroencefalograma en el diagnóstico de muerte cerebral

Abstract

La muerte encefálica (ME) ha sido reconocida internacionalmente por la comunidad científica como la muerte del individuo. Para su evaluación y certificación es imprescindible una sólida comprensión de la fisiopatología subyacente, los signos clínicos y los exámenes complementarios. La labor del especialista en esta situación tan compleja consiste en certificar el cese irreversible de las funciones neurológicas con el mayor grado de fiabilidad posible.El diagnóstico será llevado a cabo por médicos expertos en el manejo de pacientes neurocríticos. Se fundamentará en una meticulosa y exhaustiva exploración clínica, la cual evaluará la ausencia de reflejos troncoencefálicos. En aquellas situaciones en las que la exploración no resulte definitiva, el técnico deberá ayudarse mediante pruebas complementarias.Desde la publicación de los criterios de Harvard en 1968, el electroencefalograma (EEG) ha constituido el método de elección en la confirmación diagnóstica en la mayoría de países. Además de su alto grado de fiabilidad, su elevada disponibilidad en la mayoría de centros hospitalarios, su reproducibilidad, rapidez, facilidad en la realización, bajo coste e inocuidad hacen de él una exploración prioritaria. La larga experiencia en su uso lo dota, además, de un valor sociocultural añadido.Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el EEG también presenta limitaciones. La elevada sensibilidad eléctrica que exige la prueba la hace especialmente susceptible a la interferencia por artefactos. Situaciones excepcionales como intoxicaciones farmacológicas, comas tóxico-metabólicos, hipotermia o anoxia aumentan la probabilidad de obtener resultados falsos positivos. En estos escenarios debe valorarse la aplicación de pruebas complementarias alternativas.El único camino para la reducción de incertidumbre en el diagnóstico de ME es el conocimiento de las ventajas y limitaciones de las herramientas disponibles. Solo así el médico será capaz de aplicar la más adecuada en cada contexto clínico, aumentando la fiabilidad del diagnóstico.<br /

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