Enfermedad cardiovascular y consumo de alcohol: evidencia actual

Abstract

El consumo de alcohol es un aspecto ubicuo en todas las sociedades humanas, íntimamente imbricado en numerosas culturas. Esta trascendencia a menudo oscurece su verdadero impacto en la salud, en pequeña y gran escala. El alcohol ejerce efectos deletéreos en numerosos sistemas orgánicos, siendo una noxa bien conocida para el funcionamiento mental-cerebral, gastrointestinal, endocrino-metabólico, inmunológico, reproductivo y cardiovascular, entre varios otros. En particular, el efecto del alcohol en el espectro de salud-enfermedad cardiovascular ha sido de especial interés científico y general. Clásicamente, se ha asociado una curva con forma de J a la correlación entre el consumo de alcohol y la mortalidad cardiovascular. Esto refleja la asociación con niveles menores de mortalidad a dosis bajas y moderadas, y la tendencia del riesgo cardiovascular (RCV) a incrementar progresivamente con formas más severas de consumo de alcohol. No obstante, en años recientes, evidencia emergente ha colocado en duda la robustez y ubicuidad de este tipo de vínculo entre el alcohol y el RCV. Considerando el carácter siempre presente del alcohol en todas las demografías es comprensible el grado sin precedentes de interés y controversia que ha despertado la relación entre el consumo de alcohol y el RCV; especialmente ante los reportes describiendo algún tipo de beneficio para la ingesta moderada de alcohol. Sin embargo, a la luz de evidencia más reciente, este precepto se torna mucho menos consolidado. En esta revisión se resumen y discuten los hallazgos noveles circundantes a la relación del consumo de alcohol con el desarrollo de enfermedad cardiovascular.&nbsp

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