El clorpirifos es uno de los parasiticidas más utilizado en la producción bovina de carne de
Mendoza para combatir garrapatas, moscas, piojos y ácaros (Ferré et al., 2015). Su mecanismo
biocida está dado por la inhibición de la enzima acetilcolinesterasa, pero su acción tóxica
se debe además a la capacidad de generar estrés oxidativo debido a la producción de
radicales libres derivados de la peroxidación lipídica, causando disturbios en la fisiología y
bioquímica de las células sanguíneas (Uchendo et al., 2012).
Su objetivo es evaluar los parámetros hematológicos de
novillos expuestos a una dosis terapéutica
de clorpirifos