La obra gráfica, desde sus inicios, está vinculada no solamente a la multiplicación de una misma imagen para su difusión, sino también a su despliegue en una serie de imágenes dentro de un mismo conjunto, en una idea de unidad modular y múltiple. En esta ponencia iremos observando como a lo largo de la historia del arte, se ha utilizado y aprovechando las características naturales formales y procesuales de la obra gráfica para realizar proyectos creativos de manera serial. Desde la secuenciación de imágenes reunidas en libros o carpetas hasta la sucesión de pruebas de ensayo o variaciones a partir de una misma matriz, los artistas fueron definiendo unas calidades particulares de la obra seriada: secuenciación, fragmentación y pluralidad -en esencia, infinita e inabarcable-, con la multiplicación y variación de la copia en la serie, desde la experimentación formal, técnica y conceptual