El asombro geórgico: Agricultura y afecto

Abstract

How do humans respond, emotionally and psychologically, to georgic spaces and places? What do we think and feel when we encounter “working landscapes”—those rural places (primarily farms, but also mines and working forests) where labor produces goods that meet our material and metabolic needs? Despite increasing attention to the georgic literary tradition, these questions remain unsettled. In fact, much of the growing body of georgic scholarship disagrees about the kinds of responses generated by georgic landscapes. One task that remains, then, is to map the current scholarly terrain and synthesize, if possible, a theory of georgic affect. A related, equally important task is to ground such a theory as much as possible in the realities of soil and sun and water. Without attention to such fundamentals, the georgic mode will likely remain solely the property of academics or, equally unfortunate, become as steeped in myth and therefore as untethered from the material world as the pastoral mode. Thus, in “Georgic Marvel” I derive from scholarship and experience a nuanced but intelligible concept describing the human response to georgic places. In short, my intention is to begin to do for working landscapes what the concept of the sublime has done for wilderness. I argue that the experience of georgic places generates marvel and humility. At least two different kinds of catalysts initiate this reaction: encounters with either an epic past or with some kind of biotic mystery trigger marvel—a kind of negative hubris that tears down anthropocentrism by reminding us of the past and of other actors and agents. In its challenge to our self-centeredness, georgic marvel approximates the sublime, but relates to a different land use category and represents a distinct response. Whereas terror is integral to the experience of the sublime, georgic marvel creates intrigue and curiosity rather than fear. Marvel leads us deeper. The article concludes with an exploration of the ways in which a theory of georgic affect rooted in marvel would productively reorient our understanding of the human place in the world.¿Cómo responden afectiva y psicológicamente los seres humanos a los espacios geórgicos? ¿Qué se piensa y se siente cuando uno se encuentra con “entornos laborales”, esos espacios rurales (principalmente granjas, pero también minas y bosques) donde el trabajo humano produce los bienes satisfacen nuestras necesidades materiales y metabólicas? A pesar de un creciente interés por la tradición literaria geórgica, estas cuestiones siguen sin respuesta. De hecho, mucha de la investigación sobre este asunto no está de acuerdo con las respuestas humanas generadas por los paisajes geórgicos. Una tarea pendiente, entonces, es esquematizar la investigación actual y luego sintetizar, si es posible, una teoría del afecto geórgico. Otra tarea igualmente importante es fundamentar dicha teoría en las realidades de la tierra, el sol y el agua tanto como sea posible. Sin prestar atención a estos principios básicos, el modo geórgico quedará vinculado únicamente a la esfera académica o, de forma igualmente desafortunada, se volverá lleno de aspectos míticos y, por lo tanto, desconectado del mundo físico como por ejemplo el género pastoral. En este artículo exploro la investigación y la experiencia, y de ellas obtengo conceptos matizados pero inteligibles que describen la respuesta humana a los lugares geórgicos. En resumen, mi intención es empezar a hacer por los entornos laborales lo que el concepto de lo sublime ha hecho por los territorios salvajes.  Defiendo que la experiencia de los lugares geórgicos provoca asombro tanto como humildad. Hay por lo menos dos catalizadores que inician esta reacción: un encuentro con vestigios de un pasado épico o con algún tipo de “misterio biótico” que desencadena el asombro, algo como una arrogancia negativa que destruye el antropocentrismo al recordarnos el pasado y otros actores y agentes. En este desafío a nuestro egocentrismo, el asombro geórgico se parece a lo sublime, pero se relaciona con otra categoría de uso de la tierra y representa una respuesta diferente. Mientras que el terror es fundamental en la experiencia de lo sublime, el asombro geórgico produce intriga y curiosidad más que temor. El asombro nos lleva más a lo profundo. Este artículo concluye explorando las maneras en las que una teoría del afecto geórgico basada en el asombro nos reorientaría de forma productiva hacia una nueva comprensión de nuestro lugar en el mundo

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