Ya que de la fauna carcinológica de la República El Salvador no se tiene sino escasos conocimientos, me era un gran privilegio tener la oportunidad de investigar material de crustáceos decápodos recientemente recogido en dicha República. La colección, objeto de mis estudios, se componía principalmente de animales compilados en 1953 por el Dr. M. Boeseman, conservador del Rijksmuseum van Natuurlijke Historie de Leiden, realizando yo también investigaciones en el importante material que en el verano de 1952 coleccionó el Dr. G. Kruseman, entomólogo del Museo Zoológico de Ámsterdam. Durante su estancia en El Salvador, tanto el Dr. Boeseman como el Dr. Kruseman, fueron huéspedes del gran Instituto Tropical de Investigaciones Científicas de la Universidad de El Salvador, cuyas fructíferas iniciativas, que no cosechan la debida gratitud universal, enérgicamente estimulan a los que estudian la fauna de El Salvador