Is there a sexual education that is an expression of a cultivated intelligence?

Abstract

This article aims to show how sex education today responds to the dominance that philosophies of suspicion have achieved over intellectual life, a dominance that hinders a normative judgment of human sexuality. Any attempt at regulation is suspected of concealing some kind of domination by some over others. The lack of regulations makes meaningful education about sexuality impossible and only allows for education that is superficial, instrumental, and limits itself to managing unwanted consequences such as teenage pregnancies and sexually transmitted infections. This work shows that there is another way of understanding intellectual life that is linked to moral life, open to the truth, and not just dedicated to denunciation. Thinking well involves living within a tradition and on the path of a good life. A concept of a good life supposes a teleological understanding of the human condition and the necessary cultivation of virtues in order to remain within it. In this dimension, sexuality has a meaning that is not merely biological but also relational, generative, and communicative, and it is subject to rules that derive from our personal character and sexuality’s relationship with intimacy.El presente texto pretende mostrar cómo la educación sexual en la actualidad responde al dominio que las filosofías de la sospecha han conseguido sobre la vida intelectual. Este dominio dificulta un juicio normativo sobre la sexualidad humana. Cualquier intento de normatividad es sospechoso de esconder algún tipo de dominación de unos sobre otros. La ausencia de normatividad imposibilita una educación de la sexualidad significativa y solo permite una educación superficial, instrumental y limitada al manejo de las consecuencias no deseadas: embarazos adolescentes, enfermedades de transmisión sexual, etc. Mostramos la existencia de otra forma de entender la vida intelectual ligada a la vida moral, abierta a la verdad y no solo dedicada a la denuncia. Pensar bien implica vivir en el seno de una tradición y en el camino de la vida buena. Una idea de vida buena supone la comprensión teleológica de la condición humana y el necesario cultivo de unas virtudes para mantenerse en ella. En esa dimensión, la sexualidad tiene un sentido no meramente biológico sino relacional, generativo y comunicativo, y está sometida a unas reglas fruto de nuestro carácter personal y de la relación que la sexualidad tiene con la intimidad

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