Uno de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados por
la Organización de Naciones Unidas (ONU)1, exactamente el número 14:
“Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos
marinos para el desarrollo sostenible” (ODS, 2014) define claramente la
problemática que nos encontramos con la vida submarina: “En cuanto a las
zonas de mar abierto y alta mar, la sostenibilidad solo puede lograrse con una
mayor cooperación internacional para proteger los hábitats vulnerables. Para
conservar la diversidad biológica y garantizar un futuro sostenible para la
industria marítima, es preciso establecer sistemas de zonas protegidas por los
gobiernos que sean integrales, eficaces y de gestión equitativa”. (ODS, 2014)
Los océanos del mundo (su temperatura, química, corrientes y vida) mueven
sistemas que hacen que la Tierra sea habitable para la humanidad. Nuestras
precipitaciones, el agua potable, el clima, el tiempo, las costas, gran parte de
nuestros alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos provienen, en
última instancia del mar y son regulados por este. Históricamente, los océanos y
los mares han sido cauces vitales del comercio y el transporte.
La gestión prudente de este recurso esencial es una característica clave del
futuro sostenible. Sin embargo, en la actualidad, existe un continuo deterioro de
las aguas costeras, debido a la contaminación y la acidificación de los océanos,
que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas
y la biodiversidad.
Las áreas marinas protegidas deben ser administradas de manera efectiva,
contar con recursos suficientes y regulaciones que ayuden a reducir la
sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos.
Hay que tener en cuenta que los océanos cubren las tres cuartas partes de la
superficie de la Tierra, contienen el 97 por ciento del agua del planeta y representan el 99 por ciento de la superficie habitable del planeta en volumen.
(Naciones Unidas, 2015)
En este trabajo se describe la planificación y ejecución eficaz de operaciones de
respuesta en caso de vertido accidental de hidrocarburo que mitigan los daños
producidos en el medio marino.
Se explicará el marco conceptual del PROYECTO EMSA, desarrollando qué es
la Agencia Europea de Seguridad marítima (AESM), European Maritime Safety
Agency (EMSA) en inglés, dónde se llevó a cabo este proyecto, duración del
contrato, etc. con el objetivo de comprender mejor el mismo. Es necesario
estudiar y analizar la normativa internacional y nacional para la prevención y
lucha contra la contaminación marina que hace referencia a todo lo que tenga
que ver con la EMSA.
Se mencionarán los diferentes tipos de hidrocarburos, sus características y las
consecuencias que poseen en el mar. Se estudiará la predicción del movimiento
y comportamiento de un vertido de hidrocarburos, tarea difícil, debido en parte a
la interacción de numerosos procesos físicos por los que la información suele
ser incompleta y en algunos casos, tan variable que se puede considerar como
aleatoria.
En la aplicación práctica se pondrá a prueba el procedimiento realizado para
actuar en caso de que la EMSA solicite la activación del B/T Mencey, buque
petrolero de 4599 GT cuya explotación comercial es privada y área de
navegación se encuentra entre las Islas Canarias. Se explicarán las
infraestructuras de recogida de hidrocarburos instaladas en el B/T Mencey, para
ello, se describe cada una de los equipos de recogida de hidrocarburos y
componentes secundarios necesarios e imprescindibles que actúan en la
operativa de la EMSA. También se exponen las modificaciones estructurales de
dicho buque para poder instalar las infraestructuras a bordo.Máster en Ingeniería Náutica y Gestión Marítim