Participación y salud mental en primera persona: toma de decisiones en el proyecto vital propio y asociacionismo

La participación de personas con diagnóstico de salud mental está repleta de claroscuros, de intentos por fomentarla pero también de obstáculos que la frenan, herencia de un modelo de atención estigmatizante basado en lo sintomático, en lo enfermo, y no en la integralidad y el reconocimiento de la persona y su recuperación como objeto. Las propuestas de participación comprometida no se pueden permitir abarcar tan solo lo individual, de tal forma que el reto consiste en transmutar, en primera persona, por convicción y mediante acción directa, lo individual y lo fragmentado, las demandas asistencialistas, en colectivo y estructural, en reivindicaciones y lucha por los derechos de todas las personas que presentan un problema de salud mental. No obstante, ni las condiciones materiales ni las herramientas para construir y articular un movimiento social fuerte y combativo se crean solas, así que es tarea de los profesionales de lo social, desde su humilde parcela de intervención, repensar cómo contribuir a que esta necesidad se convierta en realidad.<br /