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Statement of the Spanish Interdisciplinary Cardiovascular Prevention Committee (CEIPC ) on the 2012 European Cardiovascular Prevention Guidelines
Las guías europeas de prevención cardiovascular contemplan dos sistemas de evaluación de la evidencia (SEC y GRADE) y recomiendan combinar las estrategias poblacional y de alto riesgo, interviniendo en todas las etapas de la vida, con la dieta como piedra angular de la prevención. La valoración del RCV incorpora los niveles de HDL y los factores psicosociales, una categoría de muy alto riesgo y el concepto edad-riesgo. Se recomienda e luso de métodos cognitivo-conductuales (entrevistamotivadora, intervenciones psicológicas), aplicados por profesionales sanitarios, con la participación de familiares de los pacientes, para contrarrestar el estrés psicosocial y reducir el RCV mediante dietas saludables, entrenamiento físico, abandono del tabaco y cumplimiento terapéutico. También se requieren medidas de salud pública, como la prohibición de fumar en lugares públicos o eliminar los ácidos grasos trans de la cadena alimentaria. Otras novedades consisten en desestimar el tratamiento antiagregante en
prevención primaria y la recomendación de mantener la PA dentro del rango13-139/80-85 mmHg en pacientes diabéticos o con RCV alto. Se destaca el bajo cumplimiento terapéutico observado, porque influye en el pronóstico de los pacientes y en los costes sanitarios. Para mejorar la prevención cardiovascular se precisa una verdadera alianza entre políticos, administraciones, asociaciones científicas y profesionales de la salud, fundaciones de salud, asociaciones de consumidores, pacientes y sus familias, que impulse las estrategias poblacional e individual, mediante el uso de toda la evidencia científica disponible, desde ensayos clínicos hasta estudios observacionales y modelo matemáticos para evaluar intervenciones a nivel poblacional, incluyendo análisis de coste-efectividadBased on the two main frameworks for evaluating scientific evidence—SEC and GRADE—European cardiovascular prevention guidelines recommend interventions across all life stages using a combination of population-based and high-risk strategies with diet as the cornerstone of prevention. The evaluation of cardiovascular risk (CVR) incorporates HDL level and psycho-social factors, a very high risk category, and the concept of age-risk. They also recommend cognitive-behavioural methods (e.g.,motivational interviewing, psychological interventions, led by health professionals and with the participation of the patient’s family, to counterbalance psychosocial stress and reduce CVR through the institution of positive habits such as a healthy diet, physical activity, smoking cessation, and adherence to treatment. Additionally, public health interventions—such as smoking ban in public areas or the elimination of trans fatty acids from the food chain—are also essential. Other innovations include abandoning antiplatelet therapy in primary prevention and the recommendation of maintaining blood pressure (BP) within the1 30-139/80-85 mmHg range in diabetic patients and individuals with high CVR. Finally ,due to the significant impact on patient progress and medical costs, special emphasisis given to the low therapeutic adherence levels observed . In sum ,improving cardiovascular prevention requires a true partnership among the political class, public administrations, scientific and professional associations, health foundations, consumer associations, patients and their families. Such partnership would promote population-based and individual strategies by taking advantage o the broad spectrum of scientific evidence available, from clinical trials to observational studies and mathematical models to evaluate population-based interventions, including cost-effectiveness analyse
Adaptación española de la guía europea de prevención cardiovascular
Presentamos la Guía europea para la prevención de las enfermedades cardiovasculares (ECV), traducida y adaptada por el Comité Español Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular. Esta guía se centra en la prevención de la ECV en su conjunto, recomienda el modelo SCORE para valorar el riesgo y prioriza la atención a los pacientes y sujetos de alto riesgo. El objetivo es prevenir la muerte prematura por ECV, mediante el manejo de sus factores de riesgo en la práctica clínica. Así, se requiere una intervención profesional sostenida para que los pacientes e individuos de alto riesgo incrementen su actividad física y elijan dietas cardiosaludables, y para que los fumadores abandonen el tabaco. La decisión de iniciar el tratamiento de la presión arterial dependerá de sus valores, del riesgo cardiovascular y de posibles lesiones de órganos diana. La meta terapéutica es lograr una presión arterial <140/90 mmHg, pero en pacientes con diabetes, enfermedad renal crónica, historia de ictus, enfermedad coronaria o insuficiencia cardíaca, se deben perseguir niveles inferiores. La colesterolemia debe ser menor de 200 mg/dl y el colesterol LDL menor de 130 mg/dl, aunque en pacientes con ECV o diabetes se deben perseguir niveles inferiores a 175 y 100 mg/dl, respectivamente. Un buen control de la glucemia siempre exige consejo dietético profesional. En la diabetes tipo 1 se precisa una adecuada terapia insulínica. En la diabetes tipo 2 y en los pacientes con síndrome metabólico se debe reducir el peso y aumentar la actividad física y, en su caso, aplicar fármacos. Finalmente, se incluye un anexo con recomendaciones dietéticas adaptadas a nuestro entorno y criterios de derivación o consulta con el especialista de los pacientes hipertenso y dislipémico
Adaptación española de la guía europea de prevención cardiovascular
Presentamos la Guía europea para la prevención de las enfermedades
cardiovasculares (ECV), traducida y adaptada por el
Comité Español Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular.
Esta guía se centra en la prevención de la ECV en su conjunto,
recomienda el modelo SCORE para valorar el riesgo y prioriza la
atención a los pacientes y sujetos de alto riesgo. El objetivo es prevenir
la muerte prematura por ECV, mediante el manejo de sus factores
de riesgo en la práctica clínica. Así, se requiere una intervención
profesional sostenida para que los pacientes e individuos de
alto riesgo incrementen su actividad física y elijan dietas cardiosaludables,
y para que los fumadores abandonen el tabaco. La decisión
de iniciar el tratamiento de la presión arterial dependerá de sus
valores, del riesgo cardiovascular y de posibles lesiones de órganos
diana. La meta terapéutica es lograr una presión arterial <140/90 mmHg, pero en pacientes con diabetes, enfermedad renal crónica,
historia de ictus, enfermedad coronaria o insuficiencia cardíaca, se
deben perseguir niveles inferiores. La colesterolemia debe ser menor
de 200 mg/dl y el colesterol LDL menor de 130 mg/dl, aunque en
pacientes con ECV o diabetes se deben perseguir niveles inferiores a
175 y 100 mg/dl, respectivamente. Un buen control de la glucemia
siempre exige consejo dietético profesional. En la diabetes tipo 1 se
precisa una adecuada terapia insulínica. En la diabetes tipo 2 y en los
pacientes con síndrome metabólico se debe reducir el peso y aumentar
la actividad física y, en su caso, aplicar fármacos. Finalmente, se
incluye un anexo con recomendaciones dietéticas adaptadas a nuestro
entorno y criterios de derivación o consulta con el especialista de
los pacientes hipertenso y dislipémico