174 research outputs found

    The Evidence in Ancient Philosophy

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    Enargeia became a technical term –to which Cicero coined the neologism evidentia for its translation– in the Hellenistic Epistemology, so it seems, beginning from Epicurus. In his analysis of the perceptive evidence he developed a relevant reformulation of the nature of perceiving and the Aristotelian typology of sensibilia which bases the truth of perception on the autonomy and opacity of each one of the senses in relation to the rest of the senses and other faculties such as memory or reason. Sextus Empiricus objected to this type of approach that every perceptive act entails synthesis, in which memory or reason get involved, and requires the affection (pathos), which comes between perception and object, and makes the perceptive evidence another case of inference through signs. The basic reflexivity mode which was designated as synaisthesis in Late Antiquity seems to have been put forward against the second objection of Sextus Empiricus.Enargeia se convirtió en un término técnico –para cuya traducción Cicerón acuñó el neologismo evidentia– en la epistemología helenística, al parecer, a partir de Epicuro. En sus análisis de la evidencia perceptiva Epicuro desarrolló una relevante reformulación de la naturaleza del percibir y de la tipología aristotélica de los sensibles que fundamenta la veracidad de la percepción en la autonomía y opacidad de cada uno de los sentidos respecto a los demás sentidos y a otras facultades como la memoria o la razón. Sexto Empírico objetó a este tipo de planteamientos que todo acto perceptivo conlleva síntesis, en las que interviene la memoria o la razón, y requiere la afección (pathos), que se interpone entre percepción y objeto, y hace de la evidencia perceptiva otro caso más de inferencia mediante signos. El modo de reflexividad elemental que en la antigüedad tardía se denominó synaisthesis parece haber sido esgrimida contra la segunda objeción de Sexto Empírico

    Color/No-Color: los blancos en la cultura occidental

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    Varese Wall, 1975, obra de Robert Ryman que exhibe la Dia Art Foundation de Nueva York, nos sirve de excusa para iniciar nuestro estudio sobre el blanco y su significado en nuestra cultura. La uniformidad y gran tamaño de este monocromo hacen que nos planteemos una serie de interrogantes que conectan la modernidad y su afán de tabula rasa con la búsqueda de belleza y armonía de la Antigüedad clásica. Indagamos sobre la simbología del blanco, su influencia en el arte y en nuestra vida cotidiana, sobre cómo ha sido considerado por artistas, historiadores, filósofos y pensadores. Cuestionamos su naturaleza, si es luz o pigmento, si se trata de un color, de su contrario o de otra cosa, en qué punto exacto termina y empieza a ser gris, pardo o amarillo. Y lo conectamos con algunos mitos que han sostenido nuestra cultura desde sus orígenes como el de la caverna de Platón, los de Ícaro y Pigmalión de Ovidio, los viajes circulares de Ulises o el eterno retorno de Eliade. Partimos de la idea de encontrarnos ante un fenómeno cultural estrechamente ligado al modelo social en el que vivimos, para, al final de nuestro estudio, concluir que, tenga la naturaleza que tenga, se trata de una de las manifestaciones perceptivas que conserva un significado más estable y cierto carácter universal. Nuestro sistema cultural se basa en un amplio catálogo de antagonismos que se necesitan recíprocamente para existir, donde cada color puede expresar un doble significado, positivo y negativo, divino e infernal. Si entendemos el blanco como un color verdadero, esa ambivalencia le afectaría de lleno e incluso va un paso más allá. Como los extremos se tocan hasta convertirse en análogos, por un lado se asimila a la pureza y la inocencia del comienzo de la vida, y por otro, al vacío de la muerte, de tal manera que se acerca al negro, su contrario, y adquiere significados similares a él, como el duelo o la ceguera. Según su contexto, asume un sentido o su opuesto. El objetivo principal de esta tesis consiste en demostrar su omnipresencia en nuestra cultura, en nuestras vidas. Y que conserva casi las mismas connotaciones de trascendencia, orden y pureza que tuvo en su comienzo. Para ello, realizamos un viaje circular a través de cinco periodos históricos claves en nuestra cultura en los que el blanco ha jugado un papel trascendental. Unas veces entendido como un fenómeno asimilado al conocimiento y a Dios, uno de los polos fuertes de color en la escala que, según Aristóteles, va de la luz a las tinieblas y de cuya mezcla surgen el resto de tonalidades. Otras, cargado de un plus de elegancia y profundidad que lo vincula a la austeridad, al pensamiento racional. En cualquier caso, ha gozado de un estatus especial que lo ha elevado y distanciado. En la Grecia clásica, el blanco se vinculó a la luz y al origen. La symmetria de la Acrópolis de Atenas es uno de nuestros referentes de pureza y perfección, sin colores ni adornos; el otro, la filosofía de Platón y de Aristóteles, su condena de la imitación y la policromía. En la Edad Media se vinculó con la claritas o resplandor divino dentro de la escala de tricromía medieval y con la austeridad de San Bernardo y del Císter. El Renacimiento armonizó el Clasicismo con el Cristianismo y, en un mundo en blanco y negro desde el nacimiento de la imprenta y con la austeridad religiosa de la Reforma, consolidó el prejuicio perceptivo disegno frente a colore.El afán de pureza, progreso y desornamentación del Neoclasicismo coincidió con la expulsión del blanco del orden de los colores tras los experimentos de Newton. Llegamos al final a otro gran monocromo de Ryman, Correspondent, de 1989, un tipo de pintura blanca que se expande por las salas donde se muestran y se convierten, según O¿Doherty, en espacios donde refugiarnos del exceso de información y colorido del presente, donde reflexionar y tomar un nuevo impulso hacia el futuro, un nuevo comienzo. Retorno al origen que conlleva una purificación previa. Pureza del blanco

    Dispersión reactiva de haces moleculares : variación de la reacción eficaz reactiva con la energía en la reacción C2 H5 I+ K-KI+C2 H5

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    Tesis - Universidad Complutense de Madrid, 1981.Fac. de Ciencias QuímicasTRUEProQuestpu

    Stereodynamical Control of a Quantum Scattering Resonance in Cold Molecular Collisions

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    Cold collisions of light molecules are often dominated by a single partial wave resonance. For the rotational quenching of HD (v=1, j=2) by collisions with ground state para-H2, the process is dominated by a single L=2 partial wave resonance centered around 0.1 K. Here, we show that this resonance can be switched on or off simply by appropriate alignment of the HD rotational angular momentum relative to the initial velocity vector, thereby enabling complete control of the collision outcome

    Classical collision complexes in the D+H2(v=0, j=0)→HD(v′, j′)+H reaction

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    Detailed quasiclassical trajectory calculations of the D+H2(v=0, j=0)→HD(v′=0, j′)+H have been carried out in the range of collision energy from 0.35 to 1.25 eV. The calculated v′j′ state resolved differential cross sections and opacity functions show analogous structures to the ones obtained by accurate quantum mechanical results, that is, a peak along a line in the E−θ (or E−J) plane, that was attributed to broad resonances. Analysis of present results in terms of the duration of the collision indicates that those trajectories pertaining to these peaks proceed through the formation of short lived collision complexes with lifetimes of 15–35 fs. © American Institute of PhysicsPartly financed by the CICYT of Spain under Grant No. PB890041.Peer Reviewe

    Non-adiabatic quantum dynamics of the electronic quenching OH(A(2)sigma(+)) + Kr

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    We present the dynamics of the electronic quenching OH(A2S+) + Kr(1S)-OH(X2P) + Kr(1S), withOH(A2S+) in the ground ro-vibrational state. This study relies on a new non-adiabatic quantum theorythat uses three diabatic electronic statesS+,P0, andP00, coupled by one conical-intersection and nineRenner-Teller matrix elements, all of which are explicitly considered in the equation of the motion. Thetime-dependent mechanism and initial-state-resolved quenching probabilities, integral cross sections,thermal rate constants, and thermally-averaged cross sections are calculatedviathe real wavepacketmethod. The results point out a competition among three non-adiabatic pathways:S+2P0,S+2P00,andP02P00. In particular, the conical-intersection effectsS+-P0are more important than theRenner-Teller couplingsS+-P0,S+-P00, andP0-P00. Therefore,P0is the preferred product channel.The quenching occursviaan indirect insertion mechanism, opening many collision complexes, and theprobabilities thus present many oscillations. Some resonances are still observable in the cross sections,which are in good agreement with previous experimental and quasi-classical findings. We also discussthe validity of more approximate quantum methods

    The D+H2(v=1,j)→HD(v′,j′)+H reaction. A detailed quasiclassical trajectory study

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    Thorough quasiclassical trajectory (QCT) calculations have been carried out for the D+H2(v =1,j) exchange reaction. These calculations include integral and differential cross sections, rate constants, reaction probabilities as a function of total energy, opacity functions, and distributions of internal states of the HD product in the range of collision energies from the reaction threshold to 1.5 eV and initial j values from 0 to 12. An overall good agreement with some discrepancies is found between the present QCT results and those from experiments and accurate quantum-mechanical calculations. © 1994 American Institute of Physics.German-Spanish scientific exchange program >Acciones Integradas HispanoAlemanas,> under Project No. HA-063. Financial support by the DGICYT under Project No. PB92-0219-C03.Peer Reviewe
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