86 research outputs found
Nuevo gobierno israelí: viejos dilemas, nuevos retos
Benjamin Netanyahu ha conseguido armar todas las piezas del puzle y formar su cuarto gobierno el pasado 14 de mayo. En principio los 30 escaños obtenidos por el Likud en las elecciones legislativas le colocaban en una inmejorable situación para establecer una amplia alianza con sus tradicionales socios de gobierno. No obstante, las negociaciones han sido mucho más arduas de lo esperado hasta el punto de que el nuevo ejecutivo israelí tan sólo ha obtenido un ajustado apoyo por parte de la Knesset (61 de los 120 diputados)
Guerra de agotamiento en Siria
Cuatro años después de su inicio, la guerra civil siria ha entrado en un punto muerto. El año 2014 estuvo marcado por dos acontecimientos: la irrupción en escena del denominado Estado Islámico (EI) y la formación de una coalición internacional que no ha dudado en bombardear el territorio sirio para combatirlo. Mientras tanto, el régimen ha recuperado parte del terreno perdido y la oposición moderada ha acentuado su atomización, lo que ha beneficiado a los grupos yihadistas que han avanzado posiciones. Por su parte, las fuerzas kurdas han aprovechado el vacío político para extender su control sobre el Rojava, el Kurdistán sirio
Siria-Turquía: una alianza en construcción
Frenar el nacionalismo kurdo, estabilizar Irak, resolver el conflicto palestino-israelí y evitar un ataque contra Irán son los pilares de la nueva alianza entre Siria y Turquía. La relación política bilateral se ha visto reforzada con una amplia agenda económico-comercial. En la última década, Siria y Turquía han superado sus diferencias y sentado los cimientos de una alianza estratégica. En este periodo, Damasco y Ankara han intensificado sus relaciones políticas, económicas y militares y han fijado una agenda común basada en la necesidad de frenar el nacionalismo kurdo, estabilizar Irak, resolver el conflicto árabe-israelí y, por último, evitar un ataque contra Irán. Aunque previamente ya se había experimentado un tímido acercamiento, el estrechamiento de relaciones se aceleró a partir de 2001. Una vez en la Casa Blanca, George W. Bush decidió dar carpetazo a la política de puentes abiertos de Bill Clinton y congeló la relación con Siria. Los sectores neoconservadores consideraban que Bashar el Asad era un obstáculo para el nuevo Oriente Próximo que se diseñaba en Washington. Tras la invasión de Irak y el derrocamiento de Sadam Husein, Siria se convirtió en la nueva presa a batir. El asesinato de Rafik Hariri en 2005 y la posterior retirada siria de Líbano acentuaron aún más la presión sobre el régimen sirio. Contra todo pronóstico, El Asad no solo ha conseguido salir airoso de su aislamiento internacional, sino que ha logrado convertir Siria en un actor central en Oriente Próximo, con una acertada política exterior basada en la diversificación de sus alianzas y, sobre todo, en la intensificación de vínculos con Turquía. Lo que es más importante: el régimen sirio no se ha visto forzado a sacrificar su alianza estratégica con Irán, Hezbolá y Hamás que, hoy por hoy, representa su principal baza negociadora con Israel
El desarrollo de la sociedad civil árabe y sus retos tras las revueltas populares
Las manifestaciones prodemocráticas registradas en el mundo árabe desde 2011 han modificado, de manera sustancial, el statu quo poscolonial. La población que salió masivamente a la calle lo hizo para exigir el fin del autoritarismo. Esta explosión de ira popular no hubiera sido factible sin la labor de gota a gota, a menudo arriesgada y escasamente reconocida, desarrollada desde hace décadas por las organizaciones de la sociedad civil tanto en el Norte de África como en Oriente Medio
La transición egipcia: crónica de una revolución fracasada
En los dos últimos años y medio Egipto ha experimentado radicales transformaciones en el ámbito sociopolítico. La Revolución del 25 de enero de 2011 provocó la caída del presidente Hosni Mubarak y el inicio de una confusa fase de transición repleta de altibajos que situó al Partido de la Justicia y la Libertad (PJL), la marca política de los Hermanos Musulmanes (HH. MM.), al frente de la presidencia y del aparato legislativo (tanto la Asamblea Constituyente como la Asamblea Consultiva). El 3 de julio de 2013, ambos fueron desalojados del poder por un golpe militar que contó con el apoyo de la mayor parte de las fuerzas de la oposición. Desde entonces, el pulso entre islamistas y laicos se ha intensificado y no se vislumbra la luz al final del túnel puesto que el abismo entre ambos se ha ensanchado haciéndose prácticamente infranqueable. Tras la deposición de Mubarak, los manifestantes, que tomaron la plaza de Tahrir durante 18 días para reclamar la caída del régimen de Mubarak y demandar “pan, libertad y justicia social”, no se desmovilizaron completamente al interpretar que dichas reivindicaciones no habían sido alcanzadas y que la democracia podría estar en peligro ante los intentos de los HH. MM. de extender sus tentáculos al conjunto de las estructuras estatales. Tal y como constataba un informe del Cairo Institute for Human Rights Studies (CIHRS) aparecido a comienzos de 2013: “Los egipcios han experimentado pérdidas significativas en varios aspectos; no solamente han perdido estabilidad, seguridad y acceso a la electricidad, el gasóleo o los alimentos sino que sienten que pueden llegar a perder las escasas libertades alcanzadas con su revolución”. La situación no ha mejorado desde entonces, sino todo lo contrario
Claros y oscuros del Acuerdo de Ginebra
Tres años después de que las conversaciones de Camp David y Taba finalizaran sin éxito, un grupo de negociadores ha alcanzado un acuerdo no oficial mediante el cual pretenden encontrar una salida al impasse actual y lograr una solución definitiva del conflicto palestino-israelí.
“Por primera vez en más de cien años de conflicto se ha alcanzado una solución detallada y global que aborda las cuestiones más delicadas de dicho conflicto”. Esta frase, entresacada del discurso de los artífices del Acuerdo de Ginebra del pasado 1 de diciembre, resume de manera ejemplar el propósito de las negociaciones. El acuerdo aborda de manera detallada y pormenorizada las cuestiones más complejas del conflicto: la división de Jerusalén, el futuro de los refugiados, los compromisos de seguridad y la delimitación de las fronteras del futuro Estado palestino. Las lecturas que pueden hacerse son variadas: mientras para sus defensores se trata ante todo de romper la espiral de violencia y mostrar que existen interlocutores válidos en ambos bandos, sus detractores consideran que busca imponer unos nuevos términos de referencia para futuros acuerdos de paz
Siria en el Rubicón. Lucha por la supervivencia de una dinastía
Bashar el Asad se encuentra en uno de los momentos más delicados desde que, hace seis años, accediera a la presidencia de Siria. Tras la invasión de Irak y la evacuación de Líbano, Damasco se ha visto obligada a renunciar a su ambiciosa agenda regional y a consagrar la mayor parte de sus esfuerzos a garantizar la propia supervivencia de la dinastía El Asad en una coyuntura sumamente desfavorable. El Informe Mehlis, elaborado por una comisión internacional encargada de esclarecer el magnicidio del ex primer ministro libanés, Rafik Hariri, considera probable que estén involucrados los servicios de seguridad sirios en el asesinato. En el caso de confirmarse esta implicación, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas podría sancionar a Siria, lo que intensificaría el aislamiento del régimen. Para muchos, Bashar ya es parte del problema y no de la solución
The authoritarian castling of the Syrian regime: from popular uprising to civil war
La revuelta en Siria no ha propiciado un cambio político, sino un reforzamiento del autoritarismo. En un principio, el presidente Bashar al-Asad adoptó diversas reformas cosméticas (ley de partidos y referéndum constitucional), concebidas más como una estrategia de supervivencia que como un verdadero proceso de liberalización política. En sus primeros cuatro años, la crisis siria ha pasado de una revuelta popular antiautoritaria a una guerra por delegación con una activa presencia de Arabia Saudí, Irán, Qatar y Turquía. El control del aparato estatal por parte de la minoría alauí ha sido instrumentalizado por los grupos salafistas y yihadistas para intensificar el sectarismo y reclamar la instauración de un Estado islámicoInstead of hastening political change, the Syrian uprising has led to greater authoritarianism. At first, president Bashar al-Assad adopted various cosmetic reforms (a party law and constitutional referendum), which were designed more as a survival strategy than a genuine process of political liberalisation. In its first four years, the Syrian crisis has gone from being an anti-authoritarian popular uprising to a proxy war with the active presence of Saudi Arabia, Iran, Qatar and Turkey. Control of the state apparatus on the part of the Alawite minority has been instrumentalised by the Salafist and jihadist groups to intensify sectarianism and claim the establishment of an Islamic State.Esta investigación se enmarca dentro del proyecto I+D financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad: «Las revueltas árabes: actores políticos y reconfiguración de la escena pública en el Norte de África y Oriente Medio» (CSO2012-37779)
Siria ante la revuelta: el blindaje del régimen
Siria se encuentra en el ojo del huracán. La revuelta que se inició en Deraa ya ha tenido réplicas en buena parte del territorio (incluida la periferia de Damasco), aunque por ahora las manifestaciones distan de ser multitudinarias y el régimen no considera amenazada su supervivencia. En su discurso ante el Parlamento, Bashar al-Asad denunció una conspiración extranjera destinada a provocar una guerra sectaria y destruir al último bastión del arabismo. Pese a descartar realizar reformas baja la presión de la calle, el presidente ha adoptado varias medidas bien recibidas por la población, entre ellas el aumento del sueldo de los funcionarios, la liberación de algunos presos políticos, la formación de una comisión para suprimir las leyes marciales, la limitación del servicio militar obligatorio y la concesión de la ciudadanía a 250.000 kurdos del Hasake. Está por ver si estos guiños consiguen desactivar por sí solos las protestas
La vecindad conflictiva de Turquía y Siria
La deriva de la guerra civil en Siria ha puesto fin a una década de construcción de relaciones entre Ankara y Damasco. El mayor riesgo para Turquía es que la crisis siria degenere en una guerra entre las potencias regionales a través de actores interpuestos
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