La Sociología en los últimos años parece ser una disciplina social castigada, perseguida, no sólo por su poca precisión teórica y metodológica, sino porque gran parte de su quehacer consiste en criticar las estructuras de una sociedad decadente que últimamente busca refundar el capitalismo, actualizar sus estructuras, redefinir sus ideologías políticas y modelos económicos, así como revitalizar sus sistemas de control social