No son pocos los prejuicios que existen respecto a la Filosofía: es una actividad intelectual muy alejada de la vida concreta; los filósofos viven en las nubes; es algo demasiado complicado; es una actividad muy poco provechosa; trata acerca de la vida más allá de la muerte en fin. Tales prejuicios se desvanecen rápidamente si nos enfrentamos a su historia y al sentido de las preguntas y de los temas de los que se ocupa. De eso justamente trata el curso: de mostrar parte de la historia de la Filosofía y algunos problemas que inquietan al pensamiento filosófico. La Filosofía no es ni una disciplina ni una actividad intelectual gratuitas. Es producto del interés humano por conocer y de su curiosidad intelectual. Es parte de una necesidad del ser humano de tratar de comprenderse a sí mismo y comprender el mundo en el que habita. Ambas cosas: la comprensión de uno mismo y del mundo en el que habitamos revelan su riqueza y su utilidad. Pensar y comprender al mismo tiempo no es algo que viene a nosotros como el aire que respiramos: es algo que se busca e implica por tanto esfuerzo en este caso esfuerzo intelectual y afectivo. De allí la dificultad de muchos temas filosóficos: es que simplemente hay aspectos de nosotros mismos y del mundo en el que habitamos que no son fáciles de comprender como veremos en el curso. Pero la dificultad no radica solamente en que no sean fáciles de comprender; tampoco ofrecen muchas veces una única solución. De allí también el sentimiento muchas veces generalizado de que la Filosofía nos complica la vida. Es cierto pero es también cierto que darse cuenta de la complejidad del ser humano y de la vida en general en este mundo es parte de una insoslayable madurez intelectual y afectiva. Madurez a la cual se accede en este caso no por cumplir una cierta edad sino por empezar a pensar por cuenta propia.Los estudios universitarios son un lugar propicio para presentar aquellas preguntas "simples y complejas" que apunta