No es posible saber a ciencia cierta cuántos y quiénes eran los antifranquistas
porque los había de muchos tipos y no
siempre tenían el coraje para expresar
su malestar más o menos abiertamente
por el riesgo que ello suponía bajo la dictadura. La libertad de expresión era uno de los muchos derechos básicos cercenados por
el franquismo; si además la queja contra el sistema opresivo se
hacía encuadrada o cercana a una organización política o sindical
no gubernamental, el peso legal de la injusticia era aún mayor.
A este segmento es al que los historiadores podemos identificar
con precisión, concretar las acciones de sus protagonistas,
ilustrar la expresión de su pensamiento, reconstruir los
marcos en los que se movieron las mujeres y los hombres que decidieron abandonar la comodidad del silencio impuesto, castrante pero seguro