A partir de los estudios de H.S. Liddell, los experimentos sobre los trastornos de conducta en animales suscitaron un gran interés en Estados Unidos durante el periodo comprendido entre 1930 y 1950. Aunque estos estudios se realizaron principalmente con especies no humanas, la concesión de prestigiosos premios científicos a algunas de estas investigaciones abrió camino a la convicción de que la revolución del laboratorio acabaría llegando a la psicopatología. En este trabajo vamos a explorar los diferentes enfoques en el estudio del comportamiento animal anormal que llevaron a cabo H. S. Liddell, W. H. Gantt, N. R. Maier, y J. H. Masserman. Con el fin de comprender el significado de estos programas de investigación, centraremos nuestro análisis no sólo en las metodologías y constructos teóricos divergentes propuestos para explicar estos fenómenos, sino que también analizaremos algunos de los argumentos convergentes que se utilizaron para justificar la pertinencia de estos estudios animales para la comprensión de la psicopatología humana, como por ejemplo la similitud observada entre los síntomas de los animales experimentales y los síntomas observados en las bajas psiquiátricas durante la Segunda Guerra Mundial.Starting from the studies of H. S. Liddell, the experiments on behaviour disorders in animals encouraged a great deal of interest during the 1930s, 1940s, and 1950s in the United States. Even though these studies were mainly carried out with non-human animals, the awarding of prestigious scientific prizes to some of these investigations paved the way to the conviction that the laboratory revolution would reach to Psychopathology. In this paper, we will explore the contrasting approaches to the study of abnormal behaviour in animals carried out by H. S. Liddell, W. H. Gantt, Norman R. Maier, and Jules Masserman. In order to understand the significance of these research programs, we will focus our analysis not only in the divergent methodologies and theoretical constructs proposed to explain these phenomena, but also in some of the convergent arguments used to justify the relevance of these animal studies for the understanding of human psychopathology –i.e. the observed similarity between the symptoms of the experimental animals and the human patients, with special reference to the symptoms observed in the psychiatric casualties during the World War II