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Reflexiones en torno a la diferencia de sexos.
ARISTÓTELES distinguía varios tipos de diferencia: por antítesis u oposición, sean o no correlativas, por antífasis o contradicción (1) (la suprema diferencia: un atributo y su negación) y por diversidad (distinción sin oposición). Admite, pues, ARISTÓTELES la existencia de diferencias neutras, la diferencia por mera diversidad. LEIBNIZ proclamó el principio de los indiscernibles: no hay dos que se distingan si no tienen una relación diferencial interna. La cosa es fácil de entender si distinguimos, con LEIBNIZ, entre unidad lógica y fenomenológica: blanco y cuadrúpedo están juntos en la percepción sensible pero no en el concepto lógico
Freud y la sexualidad femenina.
Nuestro propósito es realizar un somero análisis de la cuestión o enigma (de ambas formas suele referirse la tradición psicoanalítica al tema) de la sexualidad femenina en la obra de FREUD. Y nos limitamos a los textos que plantean concretamente, y en el seno del despliegue del complejo de Edipo, el problema
Arte e interpretación: de la imposibilidad de una psicología del arte.
El psicoanálisis siempre se interesó por el arte, por la creación artística. También lo hicieron los filósofos, probablemente con un propósito común: cómo pensar aquello que si bien está en el origen de los discursos, el discurso mismo no puede nombrar, o cómo pensar la experiencia de un desacuerdo permanente con el horizonte de la objetividad sensible, un desacuerdo que inaugura la ausencia de un sentido originario que pudiera dar a la verdad la plausible y confortable conformidad de la proposición con la cosa, del juicio con lo real
Arte e interpretación: de la imposibilidad de una psicología del arte.
El psicoanálisis siempre se interesó por el arte, por la creación artística. También lo hicieron los filósofos, probablemente con un propósito común: cómo pensar aquello que si bien está en el origen de los discursos, el discurso mismo no puede nombrar, o cómo pensar la experiencia de un desacuerdo permanente con el horizonte de la objetividad sensible, un desacuerdo que inaugura la ausencia de un sentido originario que pudiera dar a la verdad la plausible y confortable conformidad de la proposición con la cosa, del juicio con lo real
Repetición del mismo sexo.
Decía Lacan que el amor es impotente porque ignora que no es más que el deseo de ser Uno. La antinomia de lo Uno y lo Múltiple recorre toda la historia de nuestra cultura y se repite de Parménides a Frege sin que «el corazón generoso -nunca cura de parar donde se puede pasar -sino en más dificultoso» (San Juan de la Cruz). Ser Uno, ser y uno es lo mismo
Reflexiones en torno a la diferencia de sexos.
ARISTÓTELES distinguía varios tipos de diferencia: por antítesis u oposición, sean o no correlativas, por antífasis o contradicción (1) (la suprema diferencia: un atributo y su negación) y por diversidad (distinción sin oposición). Admite, pues, ARISTÓTELES la existencia de diferencias neutras, la diferencia por mera diversidad. LEIBNIZ proclamó el principio de los indiscernibles: no hay dos que se distingan si no tienen una relación diferencial interna. La cosa es fácil de entender si distinguimos, con LEIBNIZ, entre unidad lógica y fenomenológica: blanco y cuadrúpedo están juntos en la percepción sensible pero no en el concepto lógico
Arte e interpretación: de la imposibilidad de una psicología del arte.
El psicoanálisis siempre se interesó por el arte, por la creación artística. También lo hicieron los filósofos, probablemente con un propósito común: cómo pensar aquello que si bien está en el origen de los discursos, el discurso mismo no puede nombrar, o cómo pensar la experiencia de un desacuerdo permanente con el horizonte de la objetividad sensible, un desacuerdo que inaugura la ausencia de un sentido originario que pudiera dar a la verdad la plausible y confortable conformidad de la proposición con la cosa, del juicio con lo real
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